'La Tristeza' jamás quedó varado, en sus mástiles pueden leerse miles de nombres que formaron parte de la tripulación. El Capitán, silencioso, recorre los camarotes en la noche, y anota los hechos del día con una minuciosidad indecible. Al final de cada jornada, escribe la misma frase: 'El maldito puerto que buscamos no existe, estoy seguro. Pero no tengo valor para decirles esta verdad a hombres tan valientes como los que forman la tripulación'. El eterno peregrinar de 'La Tristeza' no es sencillo, no es un viaje para cualquiera. Los vientos que alimentan las velas de la nave saben de historias penosas, de dolor, desamparo y cada vez soplan más fuerte.
Marcelo Rubio, El largo viaje.
Fago |
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