Me pregunto si las palabras serán el único recurso que tengo en esta vida para sobrevivir, como si fuera uno de esos juegos que tanto odiaba de chico: ganar o eliminar al otro. A lo mejor, usar las palabras tiene algo de eso. Hablar es alejar y acercar a alguien. Todo depende del uso milimétrico que se le de a cada letra conjugada que sea pronunciada de la boca. A veces quisiera decir palabras de amor y me salen palabras mutiladas, torpes o rengas. Otras veces quisiera censurarlas y solo vomito palabras envenenadas que me intoxican más a mí que al otro.
¿Será entonces que las palabras tienen vida propia?
Fernando Capece, 2021.
#ventanaalaescritura
Foto: Anka Zhuravleva
#ankazhuravleva
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