lunes, 29 de enero de 2018

Se han puesto guantes * Henri Michaux



Se han puesto guantes para el encuentro.
Dentro del guante, hay una mano, un hueso, una espada, un hermano, una hermana, una luz, depende de los meidosems, de los días, del azar.
Dentro de la boca hay una lengua, un apetito, palabras, una ternura, el agua en el pozo, el pozo en la Tierra. Depende de los meidosems, de los días, del azar.
En la catedral de la boca de los meidosems también izan pabellones.




Henri Michaux, Retrato de los meidosems.



Henri Michaux

jueves, 25 de enero de 2018

Federico Castro Walker * Minuto Inconsciente


Inconsciente colectivo lanzado a la ruta. Revelación asfáltica del cerebro conductor. Explosión accidental cuando choca contra los límites de la realidad. Tic tac tic tac. Corazón despojado de toda humanidad menos de su ritmo. Tobogán encerado rumbo al más profundo suelo. Inmisericorde. Duro como una piedra. No piensa bajar la velocidad. La pared. La pared que aumenta celérica. Inconsciente que no puede despertar. Ya no es colectivo. Es de uno. Ya no es.


Estela de agua sensorial. Audible. Sónica. Estoy convencido de que hay algo debajo del ruido intenso y plácido. El barco surca. Mi estela. Mis barcos que me surcan. Mil barcos. Sin sonidos. Invisibles. Cortan mi pecho con sus quillas. Detrás del ruido, inaudible, perturbador, mi corazón se desgaja.


Canción pixelada, divisible, medible, contable, economizable. De poesía muerta por remanida. De música muerta. Quiero verte destruida. Que no aceches más en el lugar inesperado. En el canto de un chico. En el espacio íntimo. Odio tu repiquetear al infinito, que se cuela en los pensamientos pateando puertas. No respetás. Sonás hasta en la Chacarita. Hundite en el infierno.




Federico Castro Walker.
Desde los talleres de Siempre de Viaje para Minuto Inconsciente.




martes, 23 de enero de 2018

Diciembre otra vez * Carla Capozucca




Letanía del parpadeo azul de sirenas
último bastión de piedra, goma y gas
al ritmo acompasado de las botas
unidad esquiva aunque posible
más que posible 
una promesa
de esta masa híbrida, deseante
que se une en un puño
pero abraza delicada la esperanza
le canta su serenata de metal
y le augura
un futuro distinto
a todo esto.



Carla Capozucca, 2017.
Para Minuto Deseo.



lunes, 22 de enero de 2018

Utopía * Beto Chiariotti


  Hay un deseo que se muestra a contraluz. Entre cortinas de hilo y truenos que paralizan. Se ve con el rabillo del ojo en un microsegundo de resplandor. Lo escucho saltando entre las crujientes ramas del pinar. Riendo como borracho tranquilo. Deseo el deseo. Que me invite a perseguirlo como se corre a las gallinas. Debo levantar un culo chato de almohadas para alcanzarlo y tenerlo. Hasta que se vuelva a escapar haciendo piruetas en el aire.
  Se apodera de los sentidos. Lo veo en atardeceres amarillos de tormenta, en árboles torcidos por las ráfagas del sur. Cruza el cielo disfrazado de estrella fugaz y desaparece dejando su efímera estela de humo. Se cuela en las caras de sorpresa de los niños, en las sonrisas sin dientes de los ancianos. Me gusta cuando me marea y deja atrás las vanas complicaciones de la vida autómata. El deseo a veces me invade desprevenido,  juega. Roza mis brazos con su piel suave para excitarme, me observa. En tantos años me ha tomado el tiempo y se divierte conmigo. Calma su sed con mis tibias gotas de sudor.
  El deseo también desea. Él anhela juntarse con todos los otros deseos, los de los demás. Correr juntos hasta donde la estupidez no llega, con nosotros al lado, dándoles bola por fin. La trama. La gran trama. Me lo dijo en forma de pensamiento: todos somos.
  


Beto Chiariotti, 2018.


Georges Seurat

viernes, 19 de enero de 2018

De viaje con Herzog



Hasta qué punto nos hemos convertido en los autos en los que vamos sentados es algo que se ve en las caras. La tropa descansa con la pierna izquierda sobre el follaje podrido. Se me impone el endrino, quiero decir como palabra: endrino. Pero en vez de eso yace ahí la llanta de una bicicleta, sin cámara, con corazones rojos pintados alrededor. Por las huellas veo que en esta curva se han extraviado algunos autos. Pasa caminando un hostal de montaña, grande como un cuartel. Hay allí un perro, un monstruo, un ternero. Enseguida sé que me va a atacar, pero por suerte se abre la puerta y el ternero la atraviesa en silencio. Entran en cuadro las piedritas, luego se pierden bajo las suelas, delante de las cuales podían observarse movimientos en la tierra. Chicas menores de edad en minifaldas terminan de arreglarse para subirse a ciclomotores de otros chicos menores de edad. Dejo pasar una familia; la hija se llama Esther. Un campo de trigo no cosechado, invernal, ceniciento, que crepita, y sin embargo no hay viento. Es un campo llamado Muerte. Encontré en el piso un pedazo de papel artesanal blanco, empapado de humedad, y lo levanté, ávido por poder leer algo en la cara que estaba apoyada sobre el campo mojado. Sí, estaría escrito. Ahora que el papel está vacío, ninguna decepción. 




Werner Herzog, fragmento de Del caminar sobre el hielo (1974).



miércoles, 17 de enero de 2018

La pestaña * Lorena Di Scala



–Pedí un deseo –me dijo.
–Que seamos uno –pensé, pero no lo dije. Preferí dejar que su mirada lo interpretara.
–Listo –exclamé. Separamos nuestros pulgares y la pestaña había desaparecido. La buscamos en el piso, en la cama, en la ropa y nada.
Una cosa llevó a la otra y nos olvidamos de la pestaña. Iniciamos otra exploración, más secreta, más cálida. Cuando terminamos, nos besamos delicadamente. Entonces, sentí algo que pinchaba entre sus labios, entre su lengua. Busqué con mis dedos y hallé la pestaña. 
Desconcertados, quisimos separarnos para vestirnos, pero ya era tarde. El deseo había sido cumplido. Pasaríamos el resto de nuestras vidas juntos, uno adentro del otro.


Lorena Di Scala, 2017.


Reisha Perlmutter

martes, 16 de enero de 2018

Rojo ladrillo * Federico Castro Walker



Rojo ladrillo. Rojo tejas. Pared y techo que protegen.
Naranjos de la vereda naranjas en vuelo.
Casa de ramas contra el cerco de enfrente.
Brasa humeante del primer cigarrillo a ocultas.
Calle sin autos patio grande.
Arbustos con tomates ínfimos.
Ladrillos de la chimenea, piso del garaje, camión Duravit.
Mangos de herramientas paternas.
En la cocina contact refulgente cubre la mesa vieja,
hornallas prendidas, salsa en proceso,
la cáscara de un queso Mar del Plata
tinto de damajuana mirado de reojo.
Lápiz labial materno, uniforme bordó de la hermana.
El cuarto, dominio del más grande, escenario de furias y derrotas seguras.
Pasillo al jardín, con baldosas chicle de lo desteñido,
un cocker canela,
el rosal bajo la ventana,
al fondo un arce, en sus ramas largas lecturas.
Fuegos de amores, peleas y victorias pueblan la imaginación solitaria.




Federico Castro Walker
.
Desde los Talleres de Siempre de Viaje para Minuto Color.


jueves, 11 de enero de 2018

Te veo * Sabri Rayo Canción




Te refrescás en la orilla
las manos
la cara los pelos la boca
los hombros
por un huequito entre la mochi y la espalda
vierte un chorrito de laguna luminosa
mojadas las vértebras
el agua el sol
la lupa fuego
pelados los hombros
agradecidas las rodillas
roban diamantes color beige
recogen agua y suben
tus manos
acarician
mi cara mis pelos al viento
los hombros
mi boca

los besos.




Texto y collage de Sabri Rayo Canción, 2017.

lunes, 8 de enero de 2018

Llueve * Juanpi Ortigosa




Llueve
no puedo ver lejos 
                                      la sombra toma forma 
remera blanca
pintada con agua 
jean negro
la oscuridad 
su cara 
es él
frena
dos metros nos separan
                                     su rostro toma forma 
pelo empapado 
ojos verdes
brillan 
en la oscuridad 
una mirada que no le conocía 
arrepentimiento
puedo ver lo que quiere decir
su boca se abre
ningún sonido 
quiere hablar
no puede 
mueve los labios
                                    forman una palabra 
perdón.




Juanpi Ortigosa, 2018.


Saul Leiter




sábado, 6 de enero de 2018

No sé qué * Federico Castro Walker


Algo había comprendido. No puedo recordar qué. En qué lugar estaba. Con quién. Cómo era el clima. Tenía una idea que supe trascendente. Pero los caminos para volver a ella se cortaron.
Por el sentimiento que me queda en el cuerpo, era de esas respuestas que uno espera desde siempre. No hay caso. No aparecen ni las preguntas. Si pudiera identificar el momento. Tiene que haber sido uno por completo común, en un lugar y tiempo repetidos. De esos que uno cree que siempre van a estar a mano.
Ahora estoy al acecho de mis propias rutinas, actos monótonos, horas olvidables. Miro en todos los carteles, leo los epígrafes de los medios más amarillos, presto atención hasta a las propagandas.
A la espera de que, tal vez en medio de un pensamiento banal, emerja la intuición perdida.



Federico Castro Walker.
Desde los talleres de Siempre de Viaje para Minuto Inconsciente.

Collens Mullins

jueves, 4 de enero de 2018

Cielo vivo * Federico García Lorca




Yo no podré quejarme
si no encontré lo que buscaba.
Cerca de las piedras sin jugo y los insectos vacíos
no veré el duelo del sol con las criaturas en carne viva.

Pero me iré al primer paisaje 
de choques, líquidos y rumores 
que trasmina a niño recién nacido 
y donde toda superficie es evitada,
para entender que lo que busco tendrá su blanco de alegría
cuando yo vuele mezclado con el amor y las arenas.

Allí no llega la escarcha de los ojos apagados 
ni el mugido del árbol asesinado por la oruga.
Allí todas las formas guardan entrelazadas 
una sola expresión frenética de avance.

No puedes avanzar por los enjambres de corolas 
porque el aire disuelve tus dientes de azúcar, 
ni puedes acariciar la fugaz hoja del helecho 
sin sentir el asombro definitivo del marfil.

Allí bajo las raíces y en la médula del aire, 
se comprende la verdad de las cosas equivocadas.
El nadador de níquel que acecha la onda más fina 
y el rebaño de vacas nocturnas con rojas patitas de mujer.

Yo no podré quejarme 
si no encontré lo que buscaba;
pero me iré al primer paisaje de humedades y latidos 
para entender que lo que busco tendrá su blanco de alegría
cuando yo vuele mezclado con el amor y las arenas.

Vuelo fresco de siempre sobre lechos vacíos,
sobre grupos de brisas y barcos encallados.
Tropiezo vacilante por la dura eternidad fija 
y amor al fin sin alba. Amor. ¡Amor visible!


                                  Edem Mills, Vermont, 24 de agosto de 1929




Federico García Lorca, Poeta en Nueva York.






miércoles, 3 de enero de 2018

Neshamah * Alicia Saliva



Yahweh Elohim formó al hombre
del polvo de la tierra y sopló en su nariz
el aliento [neshamah] de vida
Génesis 2, 7

L`ardore ch’i ebbi
Divina Comedia, Infierno, canto XXVI





arde
como un mediodía de arena
arde
hasta en los pies
y va de mano en mano
enrojece las líneas de la vida
candente
te lo dieron ardiendo y ahora
que pasaste por algunos años
lo sabés
puede encender o incendiar
se te llena la cara de recuerdos
bajás la mirada
considerate la vostra semenza
la nuestra la de cada cual
considerá tu semilla
tu simiente
sideral
desiderosa
ay!
si hay deseo hoy y ayer y habrá
de siderium
de sidus
decido?
no, no funciona así
no decido el deseo
está ahí
como a la salida
cuando ya no lo creías posible
y te vienen a buscar
de sideris
desde las estrellas
stella etoile star stern stello
estrela
que te recorre manos y pies
recién bajada del cielo nocturno
lo decía mi madre
está siderado
loco
volado
en tu folle volo Ulises
esperás una noche no negra nada
discontinua de estrellas
vos, deseo titilante
guiame en esta oscuridad
polvo de constelaciones
vos
desde tu origen latino
desidus
nos llegaste así
verde carnoso y fototrópico
con síndrome de escape a la sombra
deseo es presente continuo
ardiente
me acercaré para ver esa maravilla
por qué la zarza no se quema?
cruzo la ciudad de madrugada
para volverte a ver
fuego incombustible
mirá si será raro
que arde
en las manos y en los pies


y no te devora



Alicia Saliva, 2017.

Alicia Saliva junto a Sofía Ciravegna y José Lupia en Minuto deseo.