jueves, 27 de septiembre de 2018

¿Y el Taller Descubrir Mundos en las últimas semanas?


¿Y el Taller Descubrir Mundos en las últimas semanas?

¡No paramos de inventar!

 En este tiempo estuvimos jugando con leyendas populares, historias tradicionales, y también con algunos escritores amigos: versiones alocadas de Caperucita en el siglo XXI; el país de "nunca jamás" que es la mente de cada uno, como los niños en Peter Pan; los libros álbum de Bernasconi para animarnos a dibujar los propios; mitos populares de pueblos originarios del Perú, mitos urbanos en la Ciudad de Buenos Aires; Cronopios tímidos y bonitos, Cronopios atrevidos e inentendibles; las narices de Pinoccho de cada uno y las ganas de ser niños aunque por momentos sea difícil.



¡Podés sumarte cuando quieras, queremos ser más! ¡Te esperamos! 

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Sigo erguida * Mari Cambareri



Sigo erguida
envuelta en una bruma onírica
un silencio afiebrado
me recorre
íntegra
el hueco por el que miro
se expande
se dilata 
con el calor de mi cuerpo
me muevo en la cama
me acuno
con un chirrido agudo
una palabra tallada
que indica presencia
envuelta en llamas
escucho voces
murmullos de personajes etéreos
siento el esfuerzo
su fuerza
por mantener la voz 
alejada
impalpable
imagino la palabra de un rostro
cansado
surcado por el humo
el cabello largo
blanco 
alborotado
no condice
no-coincide
con la máscara del día
y entonces gritos
alaridos al borde del abismo
somos hordas de cuerpos inertes
corriendo barranca abajo
nos damos las manos
nos miramos
fijamente
buscando respirar
la semilla que nos deja
emparejar dos hemisferios
tallados a mano
surcados por cuchillos oxidados
nos detenemos
por un instante
en el borde de los paredones
y luego
nos lanzamos
al murmullo del humo
al calor de la piel
a la marca del cuerpo
a la bruma onírica
en la que pese a todo
sigo erguida



Mari Cambareri, 2018.
Rosario.


Nadav Kander

miércoles, 26 de septiembre de 2018

Sueño * Carla Capozucca

Se detenían por un instante en el borde de los paredones y luego se lanzaban”

Nos detuvimos por un instante en el borde del paredón
vimos correr
las películas refulgentes de los últimos días
playa y río
sabor a tierra delicado de un pescado
el que sea
creo que comimos tantos
que vaciamos el río
mientras el calor bochornoso
nos sumergía en la bruma onírica
de los días
y los bares
y los auditorios
un israelí recomienda a los lectores que compren papel higiénico
pone música disco y salta envuelto en lunares  
dice que matemos a los coladores
o que ni hagamos nada
una italiana en un cementerio en Normandía divide al cero por cero y da cero cero cero
una española nos explica cómo clasificar chongos y anexarlos en cuartos
pienso que es brillante y cómo no se me ocurrió antes
una rusa gana el premio de poesía a los 11 y se tira por su ventana metafórica de forma literal
ay, qué frío está el río
travieso
lame las costas como si fueran de helado
crece voluptuoso
sale de paseo
cruza la peatonal
suave
muy suave
nos mordisquea los tobillos
la gente se refresca por las calles y sigue su rumbo
al fin una solución para el infierno de esta Pampa
así que esto es una crecida
agua perfumada a pacú
llena el hotel
despacio
sin pánico
forma burbujitas en el marco de las ventanas
crece hacia el techo cerrado de plástico
como si fuera una pecera
helada
y nosotros cetáceos felices
nos tiramos bomba desde las arcadas
al patio lleno

peces y plantas
la plancha en el comedor
un surubí nada entre mis tobillos
lo pescamos con la mano
no pasa de hoy
lo hacemos empanada seguro
qué lindo está el hotel
ahora que está limpio
porque las pulgas
pobrecitas
no nadan


Carla Capozucca, 2018.



domingo, 23 de septiembre de 2018

Nadie encendía las lámparas * Felisberto Hernández



Antonio Canova
Yo leía con desgano y levantaba a menudo la cabeza del papel; pero tenía que cuidar de no mirar siempre a una misma persona; ya mis ojos se habían acostumbrado a ir a cada momento a la región pálida que quedaba entre el vestido y el moño de una de las viudas. Era una cara quieta que todavía seguiría recordando por algún tiempo un mismo pasado. En algunos instantes sus ojos parecían vidrios ahumados detrás de los cuales no había nadie. De pronto yo pensaba en la importancia de algunos concurrentes y me esforzaba por entrar en la vida del cuento. Una de las veces que me distraje vi a través de las persianas moverse palomas encima de una estatua. Después vi, en el fondo de la sala, una mujer joven que había recostado la cabeza contra la pared; su melena ondulada estaba muy esparcida y yo pasaba los ojos por ella como si viera una planta que hubiera crecido contra el muro de una casa abandonada. A mí me daba pereza tener que comprender de nuevo aquel cuento y transmitir su significado; pero a veces las palabras solas y la costumbre de decirlas producían efecto sin que yo interviniera y me sorprendía la risa de los oyentes. Ya había vuelto a pasar los ojos por la cabeza que estaba recostada en la pared y pensé que la mujer acaso se hubiera dado cuenta; entonces, para no ser indiscreto, miré hacia la estatua. Aunque seguía leyendo, pensaba en la inocencia con que la estatua tenía que representar un personaje que ella misma no comprendería. Tal vez ella se entendería mejor con las palomas: parecía consentir que ellas dieran vueltas en su cabeza y se posaran en el cilindro que el personaje tenía recostado al cuerpo. De pronto me encontré con que había vuelto a mirar la cabeza que estaba recostada contra la pared y que en ese instante ella había cerrado los ojos. Después hice el esfuerzo de recordar el entusiasmo que yo tenía las primeras veces que había leído aquel cuento; en él había una mujer que todos los días iba a un puente con la esperanza de poder suicidarse. Pero todos los días surgían obstáculos. Mis oyentes se rieron cuando en una de las noches alguien le hizo una proposición y la mujer, asustada, se había ido corriendo para su casa.




Felisberto Hernández, Nadie encendía las lámparas, fragmento.





viernes, 21 de septiembre de 2018

tu sonrisa * Laura Ramírez





tu sonrisa
emite
ondas invisibles
hacen eco dentro de mí
chocan
se expanden
multiplican
miles de ondas juegan a buscar secretos
las siento
cosquillear
se mueven
cada vez más
debajo de la piel y del músculo
miles de ondas
salen de mí y vuelven a vos
te muestran mi recorrido
leés
ese mapa

dentro de mí
el mundo duele

veo cómo
debajo de tu piel debajo de tu músculo
querés alcanzarme
reparar
eso que no rompiste
pero fuiste viendo
poco a poco
cómo me partía
no te gustaba y no te gusta
sentirme rota
y no sabés qué hacer
con ese dolor
me sonreís

esta vez quisiera
sin palabras decirte
me alcanza con que sepas
que todavía
duelo.




Laura Ramírez, 2018.



Tina Modotti

jueves, 20 de septiembre de 2018

Agenda literaria! Hoy: Virginia Janza en Invierno Antropoético





20/09/2018 
bar guebara (humberto primo 463 ciudad de buenos aires)
entrada gratuita

poetizan
virginia janza
luciana reif
flavia calise
melina varnavaglou
walter lezcano

martes, 18 de septiembre de 2018

Hoy me quedé solo * Nicolás Sergi



Hoy me quedé solo
y me desorienta la ambigüedad del sentimiento,
estar acompañado me lastima
quedarme solo me preocupa.
Estoy solo
triste
preocupado
y, aun así
no sé si es tragedia o sale el sol.

Estoy de luto
algo murió
se fue
se perdió.
Con eso algo mío murió también.

Estoy enterrando mil muertos
todos conocidos
la mayoría familiares y amigos
y con cada cajón sepultado
se va de recuerdo un pedazo
del yo que fui.

Me enterré íntegro
dividido en mil cajones
ahora los compañeros de mi pasado
son cadáveres
y en mi presente
me persiguen espíritus
almas en pena.

No siento culpa
sólo soy un sepulturero
los cuerpos estaban listos
para ser enterrados.

De sepulturero me queda poco
nada queda mío por enterrar
estoy por completo
tres metros bajo tierra.

Voy a renunciar
tal vez jubilarme
dedicarme a otra cosa
a ignorar espíritus
o cazar fantasmas
ahora que quedé solo
triste
alegre
confundido
creyendo que no hay vida
más allá del cementerio,
que eso era todo
pero parece que no
que no hay que estar muerto para enterrar gente
aunque haya dejado de souvenir en cada féretro
un pedazo de mi ser
hasta deshacerme por completo.

Tengo la conciencia tranquila
de saber que hice lo mejor que pude
que los reproches de los no vivos no me corresponden
que voy a tener que aprender a vivir con eso
y saber que es eso o el cajón.



Nicolás Sergi, 2018.
Baskiat


viernes, 14 de septiembre de 2018

Puertas * Liliana Barrenechea




                                                                                                                     Me cerraron todas las puertas
                                                                                                                               abstractas y necesarias
                                                                                                                                        Álvaro de Campos


Vuelve
aunque duela, vuelve.
A buscar los restos de lo que dejaste
infancia,
raíces,
hojas de algún árbol,
pedazos de espejos de adolescencia.
No vuelvas ¿a qué?
¿Qué parte de tu alma acompaña a tu ser?
¿La triste, la alegre, la que naufragó
en el mar profundo de la desmesura?
Mientras vos deambules
y flaqueen tus piernas
¿qué brazos cargarán tu morral de dolor?
Vuelve, no importa.
Con tu vida transcurrida
en paisajes ajenos,
en mares subterráneos
vuelve a lo conocido
a las fotos de la memoria,
puertas abiertas a los recuerdos.
¿Para qué el viaje?
Hallarás fantasmas
verás reflejados
                                                                                                                                                                                                  surcos de vida en tu piel
y en tu alma
¿Si la brújula del tiempo se perdiera
de qué hablarás con esos extraños?

 Buscarás las calles
tendrán otro nombre.
Buscarás tu casa
y no existirá.
Ya no habrá vecinos que te reconozcan
                                                                                                                                                                                                      ventanas y zaguanes
                                                                                                                                                                                                            estarán cerrados.

¿Qué sería mejor?
¿Que encontrara el refugio del pasado intacto
y ella en mil pedazos sin saber quién es?
Arma el rompecabezas de tu presente,
aunque falten piezas y no encuentres puertas
habla con el tiempo
y vuelve.



Liliana Barrenechea, 2018.



jueves, 13 de septiembre de 2018

Elsa * Felisberto Hernández




I

Yo no quiero decir cómo es ella. Si digo que es rubia se imaginarán una mujer rubia, pero
no será ella. Ocurrirá como con el nombre: si digo que se llama Elsa se imaginarán cómo es el nombre Elsa; pero el nombre Elsa de ella es otro nombre Elsa. Ni siquiera podrían imaginarse cómo es una peinilla que ella se olvidó en mi casa; aunque yo dijera que tiene 26 dientes, el color, más aun, aunque hubieran visto otra igual, no podrían imaginarse cómo es precisamente, la peinilla que ella se olvidó en mi casa.

II

Yo quiero decir lo que me pasa a mí. ¿Y saben para qué?, pues, para ver si diciendo lo que me pasa, deja de pasarme. Pero entiéndase bien; me pasa una cosa mala, horrible: ya lo verán. Sé que por más bien que yo llegara a decirla, ocurrirá como con la peinilla y lo demás; no se imaginarán exactamente cómo es lo malo que me pasa; pero el interés que yo tengo es ver si deja de pasarme tanto lo malo que se imaginarán, lo malo que en realidad me pasa.

III

Elsa no es precisamente una de las tantas muchachas que no me aman: ella no me amará dentro de poco tiempo, porque ahora ella me ama. Nos hemos visto muy pocas voces; ella está muy lejos; nuestro amor se mantiene por correspondencia; pero yo tengo la convicción, yo afirmo categóricamente, yo creo absolutamente -ya explicaré ampliamente por qué tengo esta fiebre de afirmar- yo vuelvo a afirmar que dada la manera de ser de ella, dejará muy pronto de amarme, porque ella no podrá resistir el amor por correspondencia. Yo sí, pero ella no.

IV

De lo que ya no existe, se habla con indiferencia o con frialdad; pero yo hablo con dolor, porque hablo antes de que deje de existir y sabiendo que dejará de existir: recuérdese cómo lo afirmé.
Cuando espero algo, siento como si alguien -llámese Dios, destino o como quiera- tratara de demostrarme que la cosa que espero no llega o no ocurre como yo esperaba. Entonces, cuando yo tengo interés en que una cosa no ocurra, empiezo a pensar que ocurrirá, para burlarme de ese alguien si la cosa llega u ocurre, para hacerle ver que yo la preveía; y él por no dar su brazo a torcer no me da ese gusto y la cosa ocurre; pero he aquí que al final triunfo yo, porque precisamente lo que más deseaba era que no ocurriera. También debo decir que ese alguien suele sorprenderme dejándose burlar, y que yo triunfe aparentemente y quede derrotado íntimamente: pero esto ocurre las menos de las veces.
Para ser franco, diré que yo no creo en ese alguien, que a ese alguien lo creamos, y para crearlo lo suponemos al revés y al derecho. Pero cuando nos encontramos frente a un gran dolor, volvemos a pensar al revés y al derecho por si llega a ser cierto que existe. Ahora yo pienso que a lo mejor existe, y que a lo mejor no da su brazo a torcer, y por llevarme la contra hace que no ocurra lo de que ella deje de amarme, puesto que yo afirmo que ocurrirá. Así mismo tengo temor de que ese alguien se deje vencer y la cosa ocurra como en las menos veces: pero yo tengo más esperanza del otro modo: al revés que al derecho. Tendría esperanza aun cuando viera que estoy a punto de que ella no me ame; pues con más razón tengo esperanza ahora que ella me ama normalmente.
Bueno, en total quiero dejar constancia de que tengo la convicción, de que afirmo categóricamente, y que creo absolutamente, que Elsa se diferencia de las demás muchachas, en que ninguna de las otras me ama, y que ella dejará muy pronto de amarme.



Felisberto Hernández, incluido en La envenenada.



miércoles, 12 de septiembre de 2018

Agenda de la semana! Poesía y más poesía!


Este jueves 13 de septiembre a las 22, en el Barceloneta (Bolívar 593, San Telmo): música, poesía, stand up, rifas de cosas maravillosas, cerveza y baile.
gran anfitriona: Doris Sara Estefanía Córdoba música: Ivo Ferrer stand up: Amparo Illescas poesía: Lucía Aráoz / Daniela Atencio / Ismael Berlin / Victor Cabrera / Anabella Anush Calioglu / Carolíneas Carrizo / Martina Cruz / Eugenia Coiro / Lola Halfon / Malu Kruk / China Labaig / Victoria Luz / Daniela Massanet







Este viernes 14/9 a las 19.30 en la Biblioteca Popular de San Isidro:
Straccali/Cignoni/Lucesole/Bazterrica/Macció/Funes/Córdoba
¡Poesía y música!

domingo, 9 de septiembre de 2018

La arquitectura * Laura Ramírez




La arquitectura de sus ojos marfil va de un lado a otro de la costa. Mira el paisaje entre la tibieza de la tarde en su piel y una ligera corriente helada que se desprende del mar. Sus labios se mueven y dejan escapar canciones de cuna inventadas para arrullar siestas de otoño. Ella se pregunta si al otro lado del mundo habrá alguien más cantándole al océano.



Laura Ramírez, 2018.