jueves, 30 de junio de 2016

Marosa en el Club de Lectura



Coordinación: Virginia Janza, Eugenia Coiro y Karina Macció.
Dirección General: Karina Macció
Lugar: Guarida Literaria de Siempre de Viaje
fbk: siempredeviajeliteratura
@siempre_deviaje

Tel.: 4867-5964 

Cenicienta * Mariana Avendaño

I

hadas hechiceras entrando por mi ventana 
carrozas de calabaza
vestidos de bailes 
peinados elegantes
pertenecer a ese mundo
sacarme estos trapos
ser de esa fiesta
que me encuentres
el mismo paso de baile
que flotemos
simplemente dos

II

para no comer perdices
escaparnos 
hacia otra vida
una que sea propia 
sin lujos ni vestidos que nos aprieten
sin coronas ni mandatos 
dejar de ser príncipe
andar sin ropas
volvernos anónimos

III

pero acá estoy 
sucia como el hollín que limpio
probándome zapatos de cristal 
me sigo buscando
mientras tanto
acá espero



Mariana Avendaño, 2016, versión de Cenicienta a partir de poemas de Anne Sexton y la lectura del cuento de los hermanos Grimm.





miércoles, 29 de junio de 2016

El corazón muerto * Anne Sexton



Después que escribí esto, un amigo garrapateó en la página, “Sí”.
Y dije, pero sólo a mí misma, “Me gustaría que se tratara de un arrebato diferente, como Molly Bloom con su ´y si dijo Sí yo quiero Sí´”

No es una tortuga,
escondida en su pequeña concha verde.
No es una piedra
que tú puedes elegir y poner debajo de tu ala negra.
No es ningún vagón de metro obsoleto.
No es un pedazo de carbón que puedas encender.
Es un corazón muerto.
Está dentro de mí.
Es un extraño
y sin embargo fue una vez agradable,
como un molusco que se abría y cerraba.
Lo que me ha costado no lo podéis imaginar,
loqueros, curas, amantes, niños, esposos,
amigos y todo.
Bastante caro el mantenerlo en función.
Pero devolvía algo.
¡No lo niegues!
Me gustaría saber si abril lo llamaba a la vida.
¿Un tulipán? ¿El primer capullo?
Pero esto son sólo cavilaciones de mi parte,
la compasión que se tiene cuando una mira un cadáver.
¿Cómo murió?
Lo llamé MAL.
Le dije: tus poemas apestan como vómito.
La última frase ya no la oí.
Murió en la palabra MAL.
Lo hice con mi lengua.
La lengua, dicen los chinos,
es como un cuchillo afilado:
Mata
sin que corra la sangre.


Anne Sexton, El horrible remar hacia Dios.




lunes, 27 de junio de 2016

La luz es dorada * Lorena Suez




La luz es dorada
siento fulgor
dolor en los tendones
vuelta sobre mí
mi cuerpo explora maneras
arcarse.

Muevo la cabeza hacia atrás
miro mi espalda
   más allá de la espina dorsal
       el nacimiento de pequeñas ondulaciones
   me entrego a la hazaña
de mí
trance
aunque duela
despliego los brazos
me lanzo.






Lorena Suez, Intemperie (inédito).



domingo, 26 de junio de 2016

Avispón * Anne Sexton



Una aguja al rojo vivo
cuelga fuera de él, se deja llevar por él
como si fuera un timón, él
entraría en la casa por cualquier lugar que pudiera
y después podría rebotar desde la ventana
al techo, zumbando y buscándote.
No duermas porque está allí, envuelto en la cortina.
No duermas porque está allí, bajo la estantería.
No duermas porque quiere coser tu piel,
quiere saltar sobre tu cuerpo como un martillo
con un clavo, no duermas porque quiere meterse en
tu nariz y hacer un trasplante, quiere que no
duermas, él quiere sepultar tu piel y hacer
un nido de cuchillos, quiere deslizarse bajo las
uñas de tus dedos y meterles una astilla, no duermas,
él quiere subir por el váter cuando te sientes
y hacer un hogar en el incómodopelo, no duermas
quiere hacerte caminar hacia él como hacia un oscuro fuego.


Anne Sexton, Calle de la Misericordia 45.






viernes, 24 de junio de 2016

Salir de París a la madrugada * Karina Macció

Salir de París a la madrugada
a regañadientes 
con mi oído lleno de agua y lenguas
Salir de París habiendo conciliado
el sueño con la nueva costumbre
de las campanas
sin ruido en las calles
en las noches no poder dormir
conectada a Buenos Aires pasado: 
5 horas atrás
5 siglos atrás, capa sobre capa
la puerta de este departamento es más vieja
que Argentina
Salir de París a la madrugada
trasnochada de risa y charla
pasada de chocolate Lindt a 2 euros
acarrear valijas con libros
la cultura pesa
y los libros son duros como piedras
no aflojan
lo que no cierra no cierra 
y eso, al final
reconforta 
los libros no cambian su posición 
quién sabe yo
dónde estoy
en qué valija voy
si tengo el peso necesario o estoy
excedida
o directamente lo ligero
me tapa
Salir de París a la madrugada
con un pequeño escándalo de no querer
irme
no quiero
despertarme de este sueño
no quiero ser turista ahora que
tuve las llaves de esta puerta pesada
tanto cuesta abrir
hay que tomar impulso
coordinar las fuerzas, pasar, entrar
entonces no quiero
partir otra vez 
esta emoción 
empujar la madera verde clásico
casi tropezar en el adoquín de adentro
camino despacio y admirada
ya estuve acá me digo
conozco este lugar
en una película de Julie Delpy y Ethan Hawke
subimos por la escalera vieja, crujiente
tan gastada que patina, que no agarra los pies
en el pequeño hall hay una ventana
veo malvones rojos, corales contra el blanco perfecto de la pared
detalles verdes acá y allá, otras ventanas que suben y bajan
Saint-Germain es todo lo perfecto
que lo real puede
ya estuve en este lugar
quizás sólo recuerdo
quizás sólo invento por lecturas francesas
quizás es simple y es verdad
pero tengo que escapar
en la madrugada de París
me pregunto por qué
no quiero
pero tampoco sé 
qué debería sentir
sobre lo que siento.


Karina Macció, 2016.



miércoles, 22 de junio de 2016

Club de Cuentos SV Sub-18




Club de Cuentos SV Sub-18 
Texteando: 
d i a r i o de e s c r i t u r a 
                                                                  brevedad, introspección, imágenes, música  
A través de la lectura de poemas, fragmentos narrativos y diarios de diversos autores, nos sumergimos en la escritura de nuestro diario─ un espacio de transición para la palabra ─que abre puertas a la inspiración para futuros relatos y poemas, o para enriquecer los textos que ya estamos escribiendo.

Ph diarios

English Corner SV children’s club / English Club SV – children´s corner
English Corner SV Literature, Music & Debate
Club de Cuentos SV para los más chicos





Lugar: Guarida Literaria de Siempre de Viaje
Coordinación: Gabriela Tavolara
Dirección General: Karina Macció
www.siempredeviaje.com.ar
www.siempredeviajepoesia.blogspot.com.ar
@siempre_deviaje
Tel.: 4867-5964 // 11 50 56 36 95








lunes, 20 de junio de 2016

Palabras * Anne Sexton


Cuidado con las palabras,
precisamente con las milagrosas.
Con las milagrosas damos lo mejor,
a veces enjambran como insectos
y no dejan una picadura sino un beso.
Pueden ser tan buenas como dedos.
Pueden ser tan leal como la roca
en la que pones tu trasero.
Pero ellas pueden ser margaritas y heridas.

A pesar de todo siento amor por las palabras.
Son palomas que caen del techo.
Son seis santas naranjas posadas en mi seno.
Son los árboles, las piernas del verano,
y el sol, su cara apasionada.

A pesar de todo me fallan a menudo.
Es demasiado lo que quiero decir,
demasiadas historias, imágenes, proverbios, etc.
Pero las palabras no son bastante buenas,
me besan las inadecuadas.
A veces vuelo como un águila
pero con las alas de un reyezuelo.

Pero intento tener cuidado
y ser amable con ellas.
Palabras y huevos hay que tratarlos con suidado.
Una vez rotos son cosas imposibles de reparar.



Anne Sexton, El horrible remar hacia Dios.
Traducción José Luis Reina Palazón.




Club de Lectura
Coordinación: Virginia Janza, Eugenia Coiro y Karina Macció.
Dirección General: Karina Macció
Lugar: Guarida Literaria de Siempre de Viaje
fbk: siempredeviajeliteratura
@siempre_deviaje
Tel.: 4867-5964 

sábado, 18 de junio de 2016

Se dice que la poesía * Marcelo Trumper

Se dice que la poesía está destinada a hablar de detalles, pequeños sentimientos y mostrarlos como enormes.
 Les otorga un lugar privilegiado, que de otro modo pasarían casi desapercibidos.

La vida está hecha de cosas chicas, en cada hora, cada minuto, suceden eventos que hacen de ese momento único, irrepetible. 
Como hormigas cumplen una función fundamental en nuestros laberintos.

El amor abunda en los escritos, la soledad también y no son temas mínimos. 
Son grandes y eternos inspiradores de generaciones de poetas, transformadores de vidas.

La poesía exige:
       derretirse con la tinta
         abrir los ojos estrechos
                 escribir con las tripas
                    sin apuro 
                      como si esta vida 
                                        fuera eterna.

             Un poema 
                 son palabras desnudas 
                          con los brazos en alto
                               terrible amenaza 
                                    de una caricia al corazón.

Son como faroles que iluminan las tinieblas de remotas esquinas, esas penumbras que favorecen tanto la violencia como el amor furtivo.

Queridos lectores, tengan sumo cuidado con los poetas, con sus auras diabólicas.

 No permitan que los influyan con su ilogicidad, con sus miedos y desesperanzas. 

Pretenden arrastrarte hacia su propio lodazal y hundirte en pantanos mugrientos.

Sin que te des cuenta tatuamos los poemas en tu cuerpo y no se borran ni con láser. 

Te atrapamos en espacios nuevos, del otro lado del espejo.

Nuestros universos mágicos invaden los tuyos y pueden llevarte a la locura de pasiones 
           locuras arcaicas
                memorias inconformistas. 

El objetivo es que olvides quizás lo único verdadero:
               respiramos y dejamos de respirar. 

Todos hemos hecho un pacto con el diablo, aunque nos escudemos en aires de inspiración celestial. 


            Lectores, tengan cuidado con la poesía...




Marcelo Trumper, 2015.



jueves, 16 de junio de 2016

Tarta de Calabaza: guía práctica “apb” * Javier Pizarro



Seguir los lineamientos o instrucciones para hacer una tarta de calabaza, parece muy sencillo. En realidad lo es, siempre y cuando puedas lidear con algunos “grises”. He aquí mi experiencia. 

Los pasos a seguir se ven simples, al menos al principio: 
    - Batir una clara a punto nieve. 
    - Mezclar con puré de calabaza en forma envolvente. 
    - Volcar el contenido sobre la tapa de tarta que previamente fue estirada y colocada en la tartera. 
    - Agregar queso. 
    - Llevar al horno. 

Viendo lo breve y conciso de cada punto, y a pesar de no ser mi ámbito la cocina, me sentí confiado para poder llevar adelante la presente faena. 

Batir una clara a punto nieve. Seis palabras y varios conceptos que "debería tener incorporado", ¿no?. La primer imagen que se me viene a la cabeza cada vez que veo esta frase es si, para llegar al "punto nieve", sería mejor sacar un huevo del freezer. Superado este momento de genialidad, vuelvo a enfocarme en el pedido con mi lado racional: batir una clara; pero el huevo viene con clara y yema dentro. ¿Debería abrir el huevo, volcar todo en un recipiente y luego ver la forma de darle caza a la yema? Un recuerdo de mi niñez llega al rescate. Las manos "grandes" de mi madre sosteniendo un elemento ovoide, lo golpea de forma decidida y delicada en el borde de una taza. En el instante siguiente una línea irregular se dibuja tenuemente en la superficie del huevo, sus dedos se acomodan enfrentados en ambos lados del serpenteante trazo. Un breve movimiento de traslación posiciona sus manos por sobre un plato hondo. Un mínimo forcejeo y ambas mitades comienzan a abrirse dejando discurrir un elemento viscoso y claro que se acomoda en el plato. Un cuerpo amarillo y mas denso no pasa por esta abertura quedando contenido dentro de los límites de la cáscara. Ahora todo discurre desde una mitad hacia la otra. La clara sigue saltando hacia el plato. Mismo juego en sentido opuesto, conduciendo el material restante hacia la otra mitad. Sólo lo amarillo quedó dentro de este huevo dividido. Siguiente paso, la yema se deposita dentro de la taza. 

¡Bien! ¡Sencillo! Primer intento: muy fuerte, el borde de la taza avanza hasta la mitad del huevo y cuando lo retiro, todo queda mezclado dentro de la taza y sobre la mesada. Segundo intento: aparace el dibujo de la línea, pero la cáscara se niega a separarse, aplico una porción de fuerza y mis dedos se entierran en el huevo, nueva mezcla entre la taza y la mesada. Siguientes intentos dejaron una yema rota que escurrió junto con la clara, o posillos con clara y cascara por un lado; y yema, cáscara y clara por el otro. Media docena después, pude finalmente reproducir aquellos movimientos mágicos de mi madre, dejando en posillos separados yema y clara. No sabría calcular el costo para los que no cuentan con este tipo de recuerdos que los rescaten. 

Momento crucial, empezar con el “batimiento”. Recurro a la incalculable ayuda de la tecnología y hecho mano a la querida minipimer. Ahora bien, para este pobre mortal que no está acostumbrado a cocinar con este nivel de complejidad y que tampoco mira programas de cocina, me veo en la obligación de tener que recurrir una vez más a mis recuerdos. Y vuelve a socorrerme mi vieja. Ella batía las claras en modalidad tracción a sangre con dos tenedores. Mi conclusión es que el ángulo con el que se maneja una batida a mano, no puede ser el mismo que el mecánico. Si la batidora (mecánica) tiene un ángulo inferior a los setenta grados, probablemente la clara se esparsa armónicamente por el techo y las paredes de tu cocina. Imaginen lo que hace a treinta grados que es mas o menos la inclinación oficial de una batidora manual.

Arribar a estas conclusiones, me costó empíricamente alrededor de tres huevos más. Pero finalmente, alcanzamos el tan esperado “punto nieve”. 

Siguiente paso, volcar el batido sobre el puré de calabaza y mezclar de manera envolvente. Vuelco la clara, abrazo el bowl que ya cuenta con un puré de calabaza y mezclo armónicamente con movimientos exagerados de mis brazos, procurando que el codo de la mano que se mueve de manera circular siempre apunte hacia el techo. Siento que toda esta ampulosidad es lo más que me puedo acercar al concepto de “mezclar de manera envolvente”. No niego que pensé en involucrar una frazada para este punto, pero definitivamente iba a complicar aún más las cosas.

Próximo hito, estirar la masa para ponerla en la tartera. Dudas que nadie responde: ¿este ejercicio es para que la masa quede mas finita, o para que cubra con comodidad el diámetro y altura de la tartera? ¿O sólo se hace porque todo el mundo lo hace? Debo confesar que si bien no esperaba que producto del estiramiento, la maza quedara con una circunferencia de líneas perfectas, nunca imaginé que iba a desencadenar en una “estrella”. En fin, coloco mi “estrellada masa” en la tartera, le vuelco una porción del puré de calabaza, distribuyo algo de queso y coloco el resto de la calabaza. 

Lo que sigue a esto, es tratar de acomodar el exedente de maza por encima de la línea de calabaza. Intuyo que esto es lo que todo el mundo llama repulgue. Yo solo pude “enrollarlo”, pero a fines prácticos, entiendo que funcionó.

Unos minutos de horno y... ¡Magia! Una tarta de calabaza. 



Javier Pizarro.


miércoles, 15 de junio de 2016

Tic Tac * Juanpi Ortigosa




"Tic-tac, las siete, arriba, ¡las siete!" sonaba por las paredes de la casa. Esa mañana la casa estaba llena.
El reloj continuó con su tic-tac, repitiendo sus sonidos hasta que todos los escucharan. "Las siete y uno, el desayuno, ¡las siete y uno!"
En la cocina, el horno del desayuno dejó escapar un silbido y arrojó de su cálido interior ocho tostadas perfectamente hechas, ocho huevos perfectamente fritos, dieciséis tajadas de panceta, dos cafés y dos vasos de leche fresca.
"Hoy es 3 de agosto de 2026", dijo una segunda voz desde el cielo raso de la cocina, "en la ciudad de Allendale, California". Repitió la fecha tres veces para que todos la recordaran. "Hoy es el cumpleaños del nuestro vecino, Roger. Hay que pagar el seguro, y también las cuentas de agua, gas y electricidad".
Escuchando esto, la familia desayunaba. “Siete y cuarenta y cinco. A cambiarse. ¡Siete y cuarenta y cinco!”. Todos se pararon, las paredes de los cuartos se abrieron buscando la ropa que necesitarían ese día y ellos se la pusieron.
"Ocho y uno, tictac, ocho y uno, a la escuela, al trabajo, corran, ¡ocho y uno!" Uno a uno se oyeron los portazos y empezaron las suaves pisadas de las zapatillas sobre las alfombras. Afuera llovía. La caja meteorológica en la puerta de entrada recitó suavemente: "Lluvia, lluvia, gotitas, impermeables para hoy...". Y los dejaba al lado de la puerta, para que se los coloquen antes de irse.
“Tres y veinte. Hora del retrato. ¡Tres y veinte!” Y así la familia se quedó quieta para que los brazos de la casa pudieran retratar su tarde en el patio (ahora que la lluvia se había ido y el cielo estaba más celeste que nunca). El padre cortando el césped, la madre arreglando las flores y los hijos pasándose la pelota. Al ver la pintura les gustó tanto que la casa la enmarcó y colgó en el living, para que todos la vieran.
“Son las cuatro. A merendar. ¡Las Cuatro!” Hacía tanto calor que la familia tuvo que comer dentro, con el aire acondicionado y no pudo aprovechar la pileta recién llena. “La temperatura está por alcanzar los 57 grados, la mayor oleada de calor en la historia” les contaba la casa. Era tanto que ya no lo soportaban.
Pasado un rato el calor no disminuía, sino que seguía aumentando. “Demasiado calor, malfuncionamiento del sistema, reiniciando” dijeron las paredes, justo antes de apagarse completamente. La familia entró en pánico, se asomaron y vieron que todas las casas del barrio estaban apagadas y sus vecinos se iban corriendo.
― ¡Debemos llegar al refugio anti-bombas! Es el único lugar donde podemos soportar esto.― gritó su vecino.
Ellos ni lo pensaron, agarraron algunas cosas y se fueron a toda velocidad. Pero antes de irse el padre fue a ver el mecanismo de la casa y le hecho hielo en su interior, esperando que volviera a funcionar.
“Son las cuatro y doce, demasiado calor en el exterior, protegiendo la casa”. Y así, las puertas y ventanas se cerraron, la casa esperando a proteger a la familia. Y la familia, ya fuera de la casa.
….

En el living, cantaba el reloj con voz: "tic-tac, las siete, arriba, ¡las siete!" como si temiera que nadie se levantara. Esa mañana la casa estaba vacía.


Juanpi Ortigosa, 2016. Sobre Vendrán lluvias suaves de Ray Bradbury.

domingo, 12 de junio de 2016

Hemos resuelto vivir * Eva Lafranchini

  • Buenas tardes, estoy buscando mi vergüenza.
Francamente la perdí hace años,
Pero me dí cuenta ayer, cuando alguien me preguntó:
¡¿Usted no tiene vergüenza?!”
Pensándolo bien, creo que no fue una pregunta,
Más bien una exclamación.
Como sea.
Vine a ver si ustedes la encontraron,
Porque me interesa recuperarla.


  • Para ser honestos, señora, tenemos el depósito lleno de vergüenzas,
Ya no sabemos qué hacer con ellas, nadie las quiere,
Las personas pierden la vergüenza con una facilidad nunca vista!
Las dejan tiradas en cualquier parte, a la vista de todos,
Y usted sabe: ¡es tan triste ver las vergüenzas ajenas!
Por eso nos llaman, constantemente, ¿escucha cómo suena el teléfono?
¡Así todo el día!
Nos llaman y nos dicen que hay no sé cuántas vergüenzas perdidas,
Dando vueltas por Parque Patricios, o San Telmo, o Recoleta…
Es más, tenemos algunos puestos móviles en zonas de la Capital,
Son lugares donde el índice de pérdida de vergüenzas es altísimo,
Por ejemplo en la manzana de la Casa Rosada…
El puesto que está en Plaza de Mayo junta vergüenzas y memorias.
Si ve la cantidad que tenemos se cae desmayada!
Mire, le voy a ser sincero,
En los años que llevo trabajando en esta oficina
Nadie vino, jamás, a buscar su vergüenza perdida.
Y es una pena, porque algunas, sólo algunas,
deberían conservarse.


Comunicado Nº 20.809:


Hemos resuelto vivir sin vergüenza.


No seremos más el objeto precioso, de exhibición y poder, que ostentan algunos de ustedes, caballeros, cuando tienen un problema de autoestima y no quieren resolverlo.
¡No. No lo seremos!
Tampoco nos trasformaremos en clones de María Amuchástegui, o Catherine Fulop, adictas a la mancuerna y el crossfit.
¡No. No lo haremos!
No cortaremos, no aspiraremos ni electrocutaremos ningún centímetro cuadrado de nuestro esférico cuerpo.
¡No. No queremos!
Dejaremos crecer nuestros bellos púbicos y axilares hasta el largo que nos plazca.
¡No nos depilaremos!
Beberemos jugos y elixires No Diet; saborearemos deliciosos flanes, masas y tortas.
¡Y panecillos con manteca!
Prenderemos fuego al pareo que oculta del sol a nuestras caderas, lo haremos arder flambeando al viento.
¡Si. Lo flambearemos!
Somos muchas, como un océano voluptuoso, carnoso, apetitoso.
¡Desvergonzadas y felices!





Fin del comunicado.




Eva Lafranchini.

viernes, 10 de junio de 2016

Cenicienta * Anne Sexton



Siempre se ha leído esto:
el fontanero con sus doce hijos
que gana la lotería irlandesa.
De los retretes a la riqueza.
Esa historia.

O la doncella,
algún dulce exquisito de Dinamarca,
que captura el corazón del hijo mayor.
De los pañales a Dior.
Esa historia.

O un lechero que sirve a los ricos,
huevos, crema, mantequilla, yoghurt, leche,
la furgoneta blanca como una ambulancia,
que se mete con bienes inmuebles
y gana un montón.
De homogeneizados a martinis en las comidas.

O la mujer de la limpieza
que está en el bus cuando se estrella
y saca bastante del seguro.
De las mopas a Bonwit Teller.
Esa historia.

Una vez
la esposa de un hombre rico estaba en su lecho de muerte
y le dijo a su hija Cenicienta:
Se devota. Se buena. Así sonreiré
desde el cielo en la costura de una nube.
El hombre tomó a otra esposa que tenía
dos hijas, muy guapas
pero con corazones como cachiporras.
Ceincienta era su criada.
Cada noche dormía en la chimenea cubierta de hollín
y andaba por ahí pareciendo Al Jolson.

Su padre trajo regalos de la ciudad a la casa,
joyas y vestidos para las otras mujeres,
pero la rama de un árbol para Cenicienta.
Ella plantó esa rama en la tumba de su madre
y se convirtió en un árbol donde se posaba una paloma.
Cada vez que ella deseara algo la paloma
lo iba a dejar caer como un huevo.
El pájaro es importante, queridos míos, así que prestadle atención.

Después vino el baile, como todos sabéis.
Era un mercado matrimonial.
El príncipe andaba buscando esposa.
Todas, menos Cenicienta, se estaban preparando
y acicalándose para el gran evento.
Cenicienta rogó poder ir también.
Su madrastra tiró un plato de lentejas
entre las cenizas y dijo: Recógelas
en una hora y podrás ir.
La blanca paloma trajo a todos sus amigos
todas las cálidas alas de la patria vinieron,
y recogieron las lentejas en un periquete.
No, Cenicienta, dijo la madrastra,
no tienes ropas y no sabes bailar.
Esro es lo que pasa con las madrastras.

Cenicienta fue al árbol en la tumba
y lloró allí como un cantante de Gospel:
¡Mamá! ¡Mamá! ¡Tórtola mía,
llévame al baile del príncipe!
El pájaro dejó caer un vestido dorado
y unas pequeñas zapatillas doradas.
Un gran paquete para un simple pájaro.
Así que fue. Lo que no es una sorpresa.
Su madrastra y hermanastras no
le reconocieron sin la cara manchada de hollín
y el príncipe tomó su mano en ese mismo momento
y no bailó con otra en todo el día.

Con la noche pensó que tendría
que volver a casa. El príncipe caminó hasta su casa
y ella desapareció en el palomar
y aunque el príncipe cogió un hacha y lo cortó
en dos ella se había ido. De nuevo a las cenizas.
Estos eventos se repitieron durante tres días.
Sin embargo en el tercer día el príncipe
cubrió los escalones del palacio con cera de zapatero
y el zapato de oro de Cenicienta se quedó pegado.
Ahora podía encontrar a quien le quedaba bien el zapato
y encontrar a su extraña bailarina para quedársela.
Fue a su casa y las dos hermanas
estaban encantadísimas porque tenían 
unos pies encantadores.
La mayor fue a una habitación e intentó ponerse el zapato, 
pero su gran dedo gordo se interpuso en el camino así que simplemente
se cortó el dedo y se lo puso.
El príncipe cabalgó con ella hasta que la blanca paloma
dijo que mirara la sangre que brotaba.
Eso es lo que pasa con las amputaciones.
No es que se curen simplemente con un deseo.
La otra hermana se cortó el talón
pero la sangre la delató como hace la sangre.
El príncipe se estaba cansando.
Empezaba a sentirse como un vendedor de zapatos.
Pero hizo un último intento.
Esta vez Cenicienta encajó en el zapato
como una carta de amor en su sobre.

A la ceremonia nupcial
las dos hermanas fueron a reconciliarse
y la paloma blanca les sacó los ojos.
Les quedaron dos huecos vacíos
como cucharas soperas.

Cenicienta y el príncipe
vivieron, dicen, felices para siempre,
como dos muñecos en la vitrina de un museo
nunca molestados por pañales o polvo,
nunca discutiendo sobre el tiempo cocción de un huevo,
nunca contando la misma historia dos veces,
nunca teniendo una barriga en edad madura,
sus queridas sonrisas pegadas para siempre.
Gemelos idénticos para siempre.
Esa historia. 



Anne Sexton, Transformaciones.



Club de Lectura
Coordinación: Virginia Janza, Eugenia Coiro y Karina Macció.
Dirección General: Karina Macció
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