martes, 26 de agosto de 2008

Siempre de Viaje presenta: Pausa

Les presentamos a nuestros amigos de Pausa, revista de poesía brasileña muuuuuy copada.
Si quieren chusmearla, pueden entrar a:
issuu.com/pausa/docs/pausacinco
¡Y seguimos viajando!


Editorial Pausa Zero, por Rafael Reis

Pausa: palabra latina que designa un paraje o una interrupción momentánea de sonidos, movimientos, acciones o discursos.

Uno asiste a una película, el teléfono llama: pausa – la imagen, parada, como si durmiera, espera el accionar del mecanismo que permitirá su continuidad. Ese entretiempo de la imagen y del sonido es como un tiempo suspendido, tiempo de espera – "nada pasa". Un re-comienzo espera el telespectador, lo que solo es posible porque, oculta y silenciosa, la máquina sigue en rotación. Ella trabaja para que la pausa acontezca y se mantenga, indefinidamente. Así que la pausa es, simultáneamente, reposo y movimiento.

Pausa:
suplemento para ser leído en los entretiempos – en un café, un momento de espera; en los ómnibus, lugar de pasaje; en los momentos de ocio, cuando nada resta por hacer. Suspensión momentánea de la corriente del mundo – suspensión que se abre para otros mundos.
Las pausas: suplemento más de escritura que de información. La búsqueda de un lenguaje que hable en el espacio de un intervalo. Nada contra los recursos cibernéticos, casi ilimitados, mas hacer lo posible en los límites de la página. La opción es este periódico: fe en la autonomía de la palabra impresa, la posibilidad de distribuir los suplementos como si fueran una carta. Que el lector haga lo que quiera: permitirle que lo tome, lo pliegue, rasgue el papel; permitirle que lo lleve a lugares insondables.

(Uno, sentado en un café, espera a alguien. Sin saber lo que pasa alrededor, aparta los ojos por un suplemento que queda en sus manos – no cuestiona, no se acuerda que espera, solamente lee; llama el celular, ella se despierta: pausa: un mecanismo impalpable cualquiera interrumpe el flujo discontinuo de la lectura – como si las palabras dormitaren. La llamada es encerrada y, como por coincidencia, uno llega y los dos se van, dejando el suplemento sobre la mesa, esperando el momento en que el movimiento pulsante de la vida ponga esas palabras en contacto con un nuevo lector. Si esa lectura tendrá comienzo o fin, poco importa – la lectura es siempre un ejercicio de pausa).

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