viernes, 23 de mayo de 2014

Alicia Álvarez - Minuto Magdalena

Allí está. Sobre la mesa en una copa de cristal. Fragante, nacarado. Un jazmín bálsamo, aterciopela de blanco mi sala vacía.
Me atonta, aroma mis venas, absuelve los pecados.
El largo pasillo. Mosaicos rojos y amarillos, bordeado de margaritas es el salón de baile de las abejas bajo el sol de diciembre del 62.
Diana, rubia y pálida con ojos descoloridos. Yo, yo no tengo recuerdos de mí misma. Silenciosas. Pequeños dedos en las flores, cazamos las abejas por las alas con ilusión de miel.
Huelo a jazmín.
Gente que va y viene, barras de hielo.
La gallega de la casa de adelante, manos en la cintura me pregunta:
-dime buli buli, que vais a pedirle a los reis magos. Nunca supe el significado de buli buli.
María en el piletón. Pelo negro y labios rojos canta “yo soy la morocha”.
Otro jazmín.
El parral regala uvas. Mamá se queja de las moscas que atrae. Veo a María que lava y lava desde mi zaguán.
Amarillo y negro, el vestido de mi madre. Pizpireta, joven.
Pañuelito al cuello, mi padre ataja el sudor de la noche aplastante frente a la parrilla.
El arbolito con sus luces. Villancicos y pasos dobles con olor a espiral.
-¿Y Diana? Ella quería ver a Papá Noel porque no lo conoce.
-ella es judía.
Miro a mi madre con ojos de pregunta.

Diana y las abejas. La gallega y María. Papá Noel y mis padres por el largo pasillo del perfume. Ese jazmín me devuelve, así de golpe, a la sala vacía de mi casa de otoño.



Alicia Álvarez, 2014.
Texto producido en los Talleres de Siempre de Viaje.

Alicia Álvarez leyendo en el Club Cultural Matienzo


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