martes, 11 de agosto de 2015

Verde Claro * Víctor Quintero


Verde claro, o tal vez azul, no lo sé.  El sofá donde estoy sentado quizás tenga esos dos colores. Es mejor apagar las luces y tratar de no pensar en las heridas. Encender un cigarrillo y dejarse llevar por las olas verdes claras, o azules, no lo sé, no lo sé…

Cómo me gustaría tomar una Canada Dry o Ginger Ale, en sus botellas pequeñas de un vidrio verde claro con muchas burbujas, o un poco de champagne con fresas, pero sólo me queda dormir un poco antes que amanezca. Sueño yendo a la playa y ella metiéndose al mar en su traje verde claro, con la luz del sol cegándome.

Me sentaría ahora en una silla eléctrica, luego de estar mirando en la tarde un cultivo infinito de manzanas verdes claras, casi flúor. Sentarse en esa silla de madera y amarrarse las manos esperando la corriente. Cantar una canción sin sentido en el momento de la descarga mientras voy corriendo en la larga autopista en mitad de una pampa llena de pasto verde claro. Soñaría que iría en un Mustang verde claro de ocho cilindros a toda velocidad hasta ver la luz verde clara.

Mis pies me llevan a un bar con un hada verde clara, que me inspira, casi me libera. Ahora que no tengo nada que perder, podría buscar la cura de mi tristeza en aquella bebida verde clara y brillante, absenta. Sería como un rímel verde claro que corrija las lágrimas de mis ojos verdes claros. Entiendo que no puedo suplicar una vez más, pero nada se detiene en esta oscuridad. Te pediría un beso lleno de paz verde clara que me alcance hasta morir.

Me consumo con el ardor de la bebida, la luz pasa por los vitrales verde claros o azules no lo sé. Nada se detiene, sólo se acelera mi verdad, y me vuelvo a consumir. Este es un vicio verde claro que duele. Sólo quiero mirarte una vez más a través de esos ojos peridotos, verdes claros, en la cuna de tus pensamientos, mientras la tierra se abre al compás de tus tacos verdes claros. 

Allá abajo la ciudad está encendida. Es viernes y por eso la gente va de un lado al otro buscando entretenimiento. Yo sólo quiero unos labios que me cuenten palabras rasgaditas, esas palabras nocturnas que salen oliendo a absenta, a lengua seca, a olor verde claro, a semáforo con luz roja o amarilla titilante, mientras espero que se haga verde claro.

Después tomo la línea 28 con esas rayas verde claras, u oscuras, no lo sé, no lo sé. ¿Que te enseñe que es verde claro? Siento que prefiero cruzar el mar a bordo de una lata de cerveza Heineken o dentro de un vaso lleno de absenta que explicarte que es verde claro, mientras sueño como fluye el tiempo cuando se detiene la General Paz en medio de canciones llenas de espuma, burbujas verde claras o azules, no lo sé, no lo sé.  



Víctor Quinteros, 2015.
Producido en los talleres de Siempre de Viaje a partir del Club de Lectura de Héctor Viel Temperley.

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