domingo, 6 de marzo de 2016

Como las ovejitas * Eva Lafranchini



Como las ovejitas de un buen pastor
andan prolijamente
hablan de todo y nada al mismo tiempo.
Desconocen otra cosa
más allá del temor.
Arman casitas
compran adornitos
viven chiquititamente
repitiendo rutinas, costumbres, diálogos,
colores, comidas, paseos.

El lobo aúlla
ellas lo escuchan y tiemblan
se amontonan, se apretujan
mientras miran películas por TV satelital
y llenan sus redondas pancitas.

El lobo aúlla fuerte
pero el bosque está lejos para ellas.
El bosque está
tan lejos
que apenas se dibuja
a través de sus ventanitas adornadas.

Pasan los días
los años y las vidas.
Pasan las ovejitas lanudas y lentas
por el camino vallado.
No miran a los costados
¡Ni se atrevan!

Desde aquí puedo verlas llegar
apuradas por irse a dormir.
Despreocupadas, calentitas
habitan en sus casitas pequeñas.

Afuera hace frío
llueve
el camino es peligroso
porque afuera
¡está el lobo!
que hace años me comió.
Y miren lo que me pasó:
Me volví planta de espinas
Me volví mariposa
Me volví caballo
perro y pez de mar.
Me volví mujer
Me volví huesos
Me volví tierra…Germiné.
Me crecieron otros ojos
piernas
manos fuertes.
Aprendí otro idioma
otra manera de caminar.
Todo ésto sucedió
por asomar mi nariz al bosque
Y encontrar al lobo.


Eva Lafranchini





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