miércoles, 28 de diciembre de 2016

A veces * Emma Argüelles

A veces, así como así, se me llenan los ojos de tristeza, un nudo de arena en la garganta

(a veces
justo atrás
del esternón)

El nudo se ajusta de golpe, tira hacia abajo, sin aviso, sin motivo. Tristeza sin causa,
sin razón. Profunda. Arcaica.

Pero en esta falta de lógica o explicación descubro
cuando miro sin ver el paisaje desde el tren
que hay un indicio de conexión entre esta tristeza y ciertos momentos. A saber:
los atardeceres rosas
los mares bravos
las montañas en la niebla
un abrazo largo
un viaje sobre rieles

En síntesis, en todas esas imágenes de abrumadora belleza que le dicen a mis ojos:
no pueden
verlo
todo

a mi cabeza:
no podés
saberlo
todo

a mi pecho
no podés
amarlo
todo

a mis pies
no pueden
recorrerlo
todo.

La tristeza viajera (pues así la he llamado) me ataca ahí (justo ahí)
donde más duele
en mi conciencia de lo mucho que quiero ver
y el poco tiempo que tengo.

Es el balance
desequilibrado

entre el carpe diem y
los recuerdos
el pasado
los sueños
lo próximo

Eso
que
vendrá


y no conozco
porque no es

En lo inasible de lo que es-en-sí
fuera-de-mí.


Acariciar la Belleza a ciegas

y no poder adivinarla.


 Emma Argüelles, 2016.




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