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| Mozman |
El jueves siguiente, puntualmente, ejecuté paso a paso la clave que semanalmente me abría las puertas del paraíso. Escuché el zumbido. Hablé con el padre por el portero, abrí la puerta de abajo. Me mantuve atento a la bajada y la subida del ascensor. Me levanté a abrir la puerta del departamento. Era él solo. Había venido sin Marina. Fue fácil darme cuenta de lo que pasaba, no necesité ni un segundo. La catástrofe había finalmente llegado.
Propuesta de escritura para hoy:
-¿Te animás a continuar esta historia, pero desde el punto de vista de Marina?
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El recomendado de hoy es El libro de los afectos raros de #CarlosGamerro
#ventanaalaescritura
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