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| Vasconcellos |
Veo una hendija,
una especie de hueco,
una ventana
hacia adentro.
Puedo asomarme,
estirar
mi horizonte de mirada;
buscarme en mis rincones,
adentrarme.
Husmear, olfatear,saborear,
registrar mis propias voces.
Volver a sentirme,
ser convocada,
toda mi piel implicada.
Iluminar los acontecimientos,
volver a transitarlos,
descubrir gestos,
resignificarlos.
Encender una luz,
sujetarme fuerte
al hilo que me teje.
Penetrar,
mis túneles subterráneos, pasadizos secretos
que me retornen a ésos sitios
dónde el corazón vibró fuerte.
Abrir esos cajones especiales
que guardan mis reliquias,
mis perlas cultivadas;
mis instalaciones más antiguas
y mis altares;
símbolos sagrados,
de una identidad
que me pertenece.
Aquellos que guardan mis aventuras, mis fantasías
y mis cuentos,
ésos que me narran,
y descifran mi cartografía.
Aquellos que cobijan
mis heridas lamidas,
mis llantos vueltos río,
mis fecundidades.
Texturas, recortes,
retazos enmendados,
pedacitos de historia
finamente hilvanados,
láminas, imágenes,
paisajes transitados…
Recorro todo mi cuerpo.
Cuerpo emocional atravesado,
suturado, reparado, vivenciado.
Cuerpo emocional latiente, sintiente, doliente,
en construcción permanente.
Misteriosa selección
han hecho mis sentidos
o mi memoria a largo plazo…
Qué más da…
me siento viva y agradecida!!
Elena Agnese, 2020.
@arteterapialavertiente
En respuesta a la consigna de #ventanaalaescritura
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