miércoles, 4 de enero de 2017

Corremos por una calle * Mercedes Marcer


Corremos por una calle de tierra. Perros ladran a lo lejos. El polvo cubre nuestra vestimenta poco a poco. El calor es insufrible. Sudor en mi frente y en nuestras manos entrelazadas. El sol, único y solitario en el cielo.
No sé a donde vamos, no me interesa, yo te sigo.
Imposible saber que pensás, me dejo guiar.
Desaparecés.
Grito tu nombre, ni un rastro. No hay más calle. Ahora hay selva y es de noche. La luna ofrece su luz para que vea. ¿Cómo llegue hasta aquí? ¿Dónde estoy? ¿Dónde estás?
Una niña me toma de la mano. Conoce el camino. Le hablo de vos, no le interesa. Mira con rechazo al oír tu nombre. No vivas tus sueños a través de otro, dice.
Llegamos a un pueblo. Comienza a alejarse mientras grita: no se puede jugar sola.
No entiendo.
Me despierto con la cara remojada en llanto. La transpiración en todo el cuerpo. Espalda con espalda. Nos separan kilómetros, no son más que centímetros. La sensación de soledad me desvela. Te miro dormir, sumergido en tus propios sueños. Hundido en tu universo del que jamás seré parte.




Mercedes Marcer, 2016.


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