lunes, 15 de mayo de 2017

El picaflor detuvo el tiempo * Gabriela Aristegui


El picaflor detuvo el tiempo y la memoria. Buscó el alma en pena que quiso llorar. Voló sobre algunas quimeras marchitas. Aleteo desgarrado sobre sombras pasadas. Huyó.
¿Por quién es que regresa? 
Él que succionó el veneno amarillo, almíbar de una enredadera.  Ojo de poeta que se trenzó entre citronelas y mentas.  Aliento fresco y gélido.  Escarcha anticipada en el jardín de mis sueños.
Los jazmines del cielo, hoy, envuelven un tronco fresno, decorando sus ramas ciruelas. Trepan. Buscan los sonidos de libertad. Pétalos blancos.
Es verde la cítrica mirada que me habitó. Florece una peonía en la memoria y una rosa china sonríe en este nuevo edén.  La verde dichondra amortigua los pies desnudos, pisan el trébol de cuatro hojas. Renazco en mí. Crezco. 
Con semillas de jacarandá siembro mis recuerdos. Riego el porvenir. Esperanzas rojas.
 Vinieron las luciérnagas a visitarme anoche y me contaron este secreto: aquí hay un mundo nuevo, dijeron. 
Este pájaro que busca mi dulzura contenida, detenida hace tiempo en algún lugar del corazón. Extrae el licor espeso.  Arrope y Miel que deleita mi lengua seca. 




Gabriela Aristegui, 2017.
Desde los Talleres de Siempre de Viaje.



No hay comentarios: