jueves, 1 de junio de 2017

Se cerró la puerta * Gabriela Aristegui


Se cerró la puerta de algarrobo y alguien oró apoyada en ella. El olor a madera  le recordaba la noche. Nadie sabía de su árbol ciprés oculto en la madriguera. Caminaba entre estatuas centenarias de un pueblo lejano y gris. La llovizna imperceptible le daba un marco a su melancolía.  En silencio pidió perdón  a su dios por el sacrilegio. Su alma caracola desteñía  más intensa que hace un tiempo atrás, cuando lograba disimular el palpitar de su corazón de perlas.  Ella ya no podía atesorar su oscuridad ni su enigma, era pregunta. Entre tanto las babas de diablo surcaban los lazos de su memoria. Muchos recovecos y laberintos con olor a tierra mojada la envolvían. Colorida, escondía la humedad de esa madrugada.  El había acariciado sus secretos urgentes, ella cayó ante lo prohibido. Lo amaba. 



Gabriela Aristegui, 2017.
Desde los Talleres de Siempre de Viaje.



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