Maníes
Curioso cómo se piensan los muertos.
Ahora recuerdo su manera de masticar los maníes
de costado...
Pero por qué no lo tomé de la mano, por qué
no lo miré a los ojos.
Irene Gruss, De piedad vine a sentir.
Siempre de Viaje - Taller de escritura y lectura, edición de libros-objeto y pliegos artesanales, lecturas de poesía, producción de eventos culturales.
Maníes
Curioso cómo se piensan los muertos.
Ahora recuerdo su manera de masticar los maníes
de costado...
Pero por qué no lo tomé de la mano, por qué
no lo miré a los ojos.
Irene Gruss, De piedad vine a sentir.
El poema que no escribí
Aquí está el poema que iba a escribir
antes, pero que dejé
porque te levantabas.
Estaba pensando otra vez
en aquella primera mañana en Zúrich.
Nos levantamos antes del amanecer.
Durante un instante no sabíamos dónde estábamos.
Salimos al balcón que daba
al río y a la parte vieja de la ciudad.
Allí estábamos, sin más, callados.
Desnudos. Viendo cómo se aclaraba el cielo.
Tan conmovidos y tan felices. Como si
nos hubieran colocado allí
justo en aquel momento.
Raymond Carver.
Bancarrota
Veintiocho, un vientre velludo que sobresale
de la camiseta (insolvente)
aquí tumbado en mi lado
del colchón (insolvente)
escuchando el extraño sonido
de la voz de mi mujer (también insolvente).
Somos unos recién llegados
a estos pequeños placeres.
Perdonadme (le ruego al gobierno)
que no hayamos sido previsores.
Hoy mi corazón, como la puerta delantera,
está abierto por primera vez desde hace meses.
Raymond Carver.
Busco palabras
Cualesquiera
Palabras destrozadas
por el terror y la mentira
Palabras que son libertad
para aquellos que se liberan
Lars Norén
Un cuento
Triste es el hombre al que le han pedido un cuento
y no se le ocurre ninguno.
Su hijo de cinco años espera en su regazo
El mismo cuento otra vez no, Babá. Uno nuevo.
El hombre se frota la barbilla, se rasca la oreja.
En una habitación llena de libros en un mundo
de cuentos, no es capaz de recordar
ninguno y pronto, piensa, el niño
perderá la fe en su padre.
El hombre ya vive allá adelante, observa
el día en que este niño se irá. ¡No te vayas!
¡Escucha el cuento del cocodrilo! ¡El cuento del ángel una vez más!
Te encanta el cuento de la araña. Te da risa la araña.
¡Déjame contártelo!
Pero el muchacho empaca sus camisas,
busca sus llaves. ¿Eres acaso un dios
grita el hombre, para que yo enmudezca ante ti?
¿Soy acaso un dios para que no pueda decepcionar nunca?
Pero el niño está aquí. Porfa, Babá, ¿me cuentas un cuento?
Es una ecuación más emocional que lógica,
más terrenal que celeste,
ésa que postula que las súplicas de un niño
y el amor de un padre, sumados, dan por resultado el silencio.
Li-Young Lee
Pronóstico del tiempo
Un día soleado ensombrecido
por oscuros pensamientos,
y al caer la tarde
un cielo lleno de nubes
en sus trágicas vestiduras.
Charles Simic.
¿Soñando o despierto?
Un hombre me persigue en la calle
ofreciéndose a venderme un reloj de bolsillo.
Parece un antiguo predicador,
todo de negro y pálido como un fantasma.
El reloj de la estación de tren
se había parado a las once menos cinco.
El de la caja de ahorros
daba casi las tres en punto
cuando me abordó con su reloj
sin números ni agujas
él quería que yo lo estudiara y admirase
antes de preguntarle con la voz entrecortada por el precio.
Charles Simic.