arrinconada
en el ostracismo del dolor
me detengo
limpio con premura
esas pinceladas negras
pegadas a mi cuerpo agotado
camino entre los desfiladeros
de areniscas pardo-rojizas
y rocas puntiagudas
que salpican los ojos
inclinadas con formas labradas por el viento
antes de que los Andes existieran
señalaban sus puntas al cielo
me doy cuenta de que
estoy andando
los senderos húmedos que otros
caminaron
hace tiempo
avanzan las apachetas
en las cuestas del camino
hacia las nueve cumbres del gigante
blanco peñón de la soledad
nostalgia de mi pasado
cuando las aguas brotaban de la montaña
como sagrado atributo de la vida
hacia el poniente la yerma puna
planas extensiones de tierra blanca
brillantes bajo el sol de volcanes dormidos
permanente sequedad salada
en mi boca en la piel
aprieto la coca en la mejilla
el amargo sabor embota mis papilas
bailo en puntas juego de sombras
debo remontar hasta el fondo
la quebrada de áridas laderas
debajo de la cruz en uno de los picos
son maderas leños hogueras
los restos de antiguos habitantes
ruinas de los luracaes
aprieto el paso por canaletas
de las morrenas en retroceso
dejadas por el glaciar de invierno
un arroyo cristalino susurra
presagios de futuro
aparecen los vigías del Norte en el llano
en el suelo suelto
pedregoso
guerreros estáticos
inmóviles
armados con sus doradas espinas
coordino mis brazos con mis piernas
le hago frente a la ventisca
helada
áspera
cardones de medio siglo
anuncian la lluvia en la gran sed
con su flor de un día
me doy cuenta de que
yo también eché raíces
cobijada por las ramosas jarillas
entonces
bajo el zigzag de la pendiente
no hay vueltas ni revueltas imposibles
en la selva tapizada de helechos
me adornan
los laureles de la casa del viento
respiro a las tierras rojas
bajo un exuberante nogal
padre protector de la luz
dejo de lado lo viejo
una nueva historia
será escrita
Gaia Orbe, 2021.
@nosotrosgaia
#ventanaalaescritura
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Foto: Tanaka Tatsuya
#TanakaTatsuya