sábado, 30 de abril de 2016

The passenger - Siouxsie and the Banshees, Featured by Eva Lanfranchini



soy tu pasajera
mansa obediente
en medio de la noche
me dejo conducir
tus voces me asombran
y ese brillo que titila en tu ojos
me estremece
algo… no lo sé 
pero no voy a quedarme acá de pie
porque vos sabes    llevarme
a mi propio vértice 
donde se arremolina el corazón
tuyo y mío
ahí venís
entonces 
y sacudís mi cielo
dejando caer 
¡todas esas estrellas!
Así
fulgurante mi alma
mi espasmódico corazón
se vuelca a un costado
el de la imaginación
entonces subo
a verte
al mirador prohibido

ese que dejas en velo
solo para mí
Si
acá estoy
yo
tu pasajera
tu fan
tu ardiente fémina
Lleváme por favor
pegada a tu espalda
como la piel de tu piel
trepáme
desde la punta de los pies hasta acá
y cuando hayas encontrado
el mejor camino para este viaje
recordá que yo
sólo soy
tu pasajera


Eva Lafranchini, 2016.
Texto producido en los Talleres de Siempre de Viaje para Fiesta Glitter.


Foto: Paula Aguilera

miércoles, 27 de abril de 2016

Visceral * Federico Castro Walker


Latido-acidez, latido-acidez, latido-acidez. Un dolor espantoso que sube por el esófago, desciende al estómago y lo incendia. Vuelta a empezar. Sudor, incomodidad. Excusa cualquiera para abandonar reunión de trabajo con cara de todo O.K. Pastilla, ¿dónde está la pastilla? Tanteos hasta encontrarla. La mano restante, apoyada en un ventanal del piso treinta y pico le da descanso al cuerpo, enfundado en James Smart.
El estómago manda, por más que a él lo miren como al dueño del circo. Caído por el ángulo más sonso. Derrotado no por un rival o una catástrofe, por algo tan grasa.
Cuando llegó donde todos querían, diez años atrás, el único protagonismo de sus tripas pasaba por una intuición visceral. Gracias a ella, contactos y una educación excelente había convertido la escalera hacia el éxito en mero trámite. Las dudas, de los otros.
La intuición lo había guiado en las relaciones públicas, en las amistades más convenientes, en la elección de la mujer exacta.
Con esos amigos economizaban empatía. La reservaban para  sus semejantes sociales.
Él, por supuesto, era el que entendía qué ola dejar pasar y cuándo tomar la justa con mayor rendimiento. Sí, siempre había sido de esa manera, hasta los cuarenta y cinco, cuando comenzó ¿Cómo llamarlo? sí, el vacío estomacal.
La intuición reemplazada en un día por una cadena de dolores de distinta intensidad y lugares del sistema digestivo. Convertido él mismo, de repente, en usurpador del  lugar que le había conseguido su yo pasado.
Eligió en ese momento no prestarle atención. ¿Por qué no seguir teniendo la fiesta en paz? ¿No estaba donde los demás querían? ¿Quién podía, además, notar el cambio?
Después de la muerte de su padre, mentor desde siempre, el latido visceral se fue adueñando de sus pensamientos. Sus éxitos no tenían destinatario que valiera la pena. Demasiado estético para conformarse con el ego. La envidia ajena le daba lástima, pocas satisfacciones.
Los viajes al extranjero, exóticos o no, pasaron a darle lo mismo, igual un palacio en Francia que en la India.
El sueño leve, reforzado por una combinación de sedantes y antiácidos.
Cada año el vacío se fue haciendo peor hasta dominarlo por completo, convirtiéndolo en actor de lo que había sido. Parecía un cantante –sólo- de grandes éxitos.
La vida familiar, una liturgia vacía.
En el fondo, no podía digerir que triunfar fuera eso.
Arrinconado, se aferró al manual: relaciones públicas fluidas, deportes, reuniones, más amigos, sonrisa tatuada, la concentración para mantenerse con plata (mucha). Escapar hacia adelante.
Pero no hay caso, se siente como el mago al que se le ven los trucos. Una tensión excesiva al cerrar negocios le hace tragarse la baba. No puede disimular la falta de interés en lo social, que literalmente lo infla.
En sus triunfos previsibles ya ni siquiera hay confort.
Las tripas, por lo menos, le disimulan la nada.


Federico Castro Walker




lunes, 25 de abril de 2016

Saber escuchar * María del Carmen Sarquis




Si las paredes hablaran… eso decía siempre mi madre cuando yo era pequeña, no entendía en ese entonces el porqué de esa frase, pero con el tiempo me fui dando cuenta.
En la biblioteca de mi casa natal, que era una habitación amplia con paredes vestidas de libros, una gran mesa rodeada de ocho sillas, se reunía ella con sus amigas cuando venían a visitarla. Estas visitas eran muy frecuentes y ella las hacía pasar allí cerraban la puerta con llave, mientras mis hermanos, nuestros amigos y yo jugábamos afuera o en la gran quinta que tenía mi casa. A veces cuando nos arrimábamos al lugar sentíamos voces, a veces risas, a veces llanto. La curiosidad por escuchar era grande pero no nos atrevíamos.
Recién cuando falleció mi madre y yo comencé a leer sus escritos, ya que a ella le gustaba mucho escribir, me entero de que todas sus amigas venían a contarle sus “cuitas”: amores, desengaños, resoluciones, o simplemente a pedirle consejos. Ella era “la que sabía”, el ejemplo de una mujer cuya palabra era escuchada y respetada. Pero estas confidencias y el lugar que ocupaba entre sus amigas la hacía muy feliz.


María del Carmen Sarquis.



Camino * Mariana Avendaño


Camino cuatro cuadras hasta Rivadavia. Se oye poco acá afuera, como si algo empezara. Siento el ruido de mis zapatos, no quiero que me escuchen, pienso que mis pasos hablan de mí, cantan el misterio. Quisiera caminar distinto, con una firmeza coreográfica, nombrarte, gritarte, arrodillarme ante vos y que las cosas sucedan solas.
Hoy quiero ser esa mujer rubia que no le tiene miedo a nada. Usa brillos en la ropa, medias negras y polleras que dejan ver los encajes.
Llego a la avenida. El ronroneo constante de los autos me interrumpe frente al semáforo. Me paro en el borde de la calle, casi afuera del cordón. Aprovecho la pausa. Intento llamarte. Sé que vendrías. Quisiera desafiarte, ser tan ruidosa. Voy a ser esa mujer rubia, masticando chicle, usando aros gigantes, trasparencias color negro. Marcando mi propio ritmo, que todos me sigan. Nombrarte.

Mis pasos ya se sienten. El ruido delos tacos se escucha tan fuerte. Me encuentro frente a frente con una mujer de mi edad, pienso si seré yo misma. Las dos nos cruzamos enfrentadas en una misma línea como si quisiéramos hacer el mismo baile. La dejo atrás y sigo. Ya sé quién soy. Esa mujer rubia que no tiene miedo, que desafía cuando camina, hace ruidos, mastica chicle, muestra sus encajes y aun así se arrodilla ante vos, te redime.  

Mariana Avendaño, 2016.
Texto producido en los Talleres de Siempre de Viaje para la Fiesta Glitter.



domingo, 24 de abril de 2016

Magia negra * Alejandra Pizarnik


Et qui le soleil pour installer 
le royaume de la nuit noire. 
ARTAUD 


La mayor obsesión de Erzébet había sido siempre alejar a cualquier precio la vejez. Su total adhesión a la magia negra tenía que dar por resultado la intacta y perpetua conservación de su "divino tesoro". Las hierbas mágicas, los ensalmos, los amuletos, y aún los baños de sangre, poseían, para la condesa, una función medicinal: inmovilizar su belleza para que fuera eternamente comme un rêve de pierre. Siempre vivió rodeada de talismanes. En sus años de crimen se resolvió por un talismán único que contenía un viejo y sucio pergamino en donde estaba escrita, con tinta especial, una plegaria destinada a su uso particular. Lo llevaba junto a su corazón, bajo sus lujosos vestidos, y en medio de alguna fiesta lo tocaba subrepticiamente. Traduzco la plegaria: Isten, ayúdame; y tú también, nube que todo lo puede. Protégeme a mí, Erzébet, y dame una larga vida. Oh nube, estoy en peligro. Envíame noventa gatos, pues tú eres la suprema soberana de los gatos. Ordénales que se reúnan viniendo de todos los lugares donde moran, de las montañas, de las aguas, de los ríos, del agua de los techos y del agua de los océanos. Diles que vengan rápido a morder el corazón de... y también el corazón de... y el de... Que desgarren y muerdan también el corazón de Megyery el Rojo. Y guarda a Erzébet de todo mal. Los espacios eran para inscribir los nombres de los corazones que habrían de ser mordidos. Fue en 1604 que Erzébet quedó viuda y que conoció a Darvulia. Este personaje era, exactamente, la hechicera del bosque, la que nos asustaba desde los libros para niños. Viejísima, colérica, siempre rodeada de gatos negros, Darvulia correspondió a la fascinación que ejercía en Erzébet pues en los ojos de la bella encontraba una nueva versión de los poderes maléficos encerrados en los venenos de la selva y la nefasta insensibilidad de la luna. La magia negra de Darvulia se inscribió en el negro silencio de la condesa: la inició en los juegos más crueles; le enseño a mirar morir y el sentido de mirar morir; la animó a buscar la muerte y la sangre en un sentido literal, esto es: a quererlas por sí mismas, sin temor.


Alejandra Pizarnik, La condesa sangrienta.



CLUB DE LECTURA DE SIEMPRE DE VIAJE
Coordinación: Virginia Janza, Eugenia Coiro y Karina Macció.
Dirección General: Karina Macció
Lugar: Guarida Literaria de Siempre de Viaje
fbk: siempredeviajeliteratura
@siempre_deviaje
Tel.: 4867-5964 

jueves, 21 de abril de 2016

La vida es un misterio * Federico Castro Walker


La vida es un misterio
todo el mundo corre por su cuenta
te oigo decir mi nombre
y es como el hogar

y en esa voz en donde soy
en esa voz donde no estoy solo
el misterio deja de ser enigma
me llena de vida

entonces digo tu nombre
mi voz es el hogar para vos
corremos como chicos en la playa
esquivamos la tristeza
como un castillo de arena derribado

gritamos cantando
juegan nuestras voces
y nada importa
somos nuestras voces

Y otra vez, otra vez
Y de nuevo, de nuevo
como los chicos
Y más playa
Y más castillos

desde el cielo
llueven luces de colores
Y mi voz es tu hogar
Y tu voz es mi hogar


Federico Castro Walker, 2016.
Producido en los talleres de Siempre de Viaje.




martes, 19 de abril de 2016

Fiesta * Sol Orozco



El cartel, clavado en el tallo de una margarita medio seca, anunciaba con grandes letras: 

HOY FIESTA GLITTER  

José el caracol se llenó de emoción. Era nuevo en el bosque, nunca había asistido a una fiesta y ésta parecía ser LA oportunidad para conocer e integrarse un poco con sus vecinos.  

Emocionado de deslizó lentamente hacia su cueva, quería arreglarse para estar a la altura de la ocasión y sabía que todo le llevaba mucho tiempo. Con esmero pasó la tarde limpiando su caparazón y practicando frente al espejo cómo mantener sus cuernos-ojos abiertos, ya que era común que cualquier sobresalto se los cerrara y sabía que esa noche estaría llena de sorpresas. Cuando estuvo listo, se encaminó velozmente lento hacia la fiesta.

Para cuando llegó era uno de los últimos de la fila y ya solo estar allí con los otros lo llenaba de entusiasmo. Escuchaba a través del vallado de bambú la música diciendo  exprésate, brilla o te llevare allí y se imaginaba bailando entre luciérnagas y ciempiés tornasolados, sin poder controlar a sus cuernos-ojos que se meneaban involuntarios.  Mientras esperaba, en la cola todos hablaban de “las divas de la fiesta” unas crisálidas listas para volverse mariposas en el momento cúlmine de la noche y su corazón latía con más fuerza, nunca había visto un nacimiento de esos. 

En la puerta, un escarabajo rinoceronte lo frenó en seco mostrando su afilado cuerno.

-Alto, no puede pasar.
-¿Cómo? ¿Pero… por qué?
-Derecho de admisión, todos deben brillar.

José giro sus cuernos ojos hacia sí mismo, su caparazón pese a la limpieza profunda seguía siendo de 
un marrón opaco y su piel, gris, blanda, tampoco centelleaba.

-Pero… pero…
-Lo siento, son las condiciones del evento. Muéstreme algo que brille y yo lo dejo pasar.

El caracol meditó un largo rato, hasta que finalmente sonrió. Tenía la solución.
Comenzó a dibujar en el piso con su rastro una carita sonriente, orgulloso mostró su obra al escarabajo. Éste sacudió la cabeza desaprobándolo con desagrado.

-Eso no es para nada brillo. Eso es baba.

La fila estalló de risa, avergonzado José también rió, cuando en realidad lo que quería era callarlos a todos de un grito y salir corriendo. Pero su condición se lo impedía, así que en silencio, se marchó bajo la mirada burlona de todos, de vuelta a su cueva.

Pensó en colarse por algún pastizal, pero sabía que para cuando llegase todo habría terminado y no quería resignarse. Decidió trepar a un helecho eléctrico para al menos poder ver a las crisálidas transformarse, cuando estuvo arriba apenas divisaba algunas luces y colores pero era imposible distinguir mucho más. Agotado resolvió no volver a casa sino dormir allí, a la intemperie, al menos arrullado por la música. Lo último que escuchó antes de quedarse dormido fue esa frase. 

                                Te llevare allí… 

Esa noche José el caracol soñó con un arrecife de coral. El sol fragmentado en   diminutas partículas entraba en el agua bañando todo el lugar con una luz nacarada y los colores vibrantes se posaban en cada rincón del cayo. 

Vio a las anémonas de un rojo furioso danzar en cámara lenta con la corriente, sintió a los peces apenas besarlo con sus aletas, curiosos, refulgentes. Una tortuga marina se detuvo a su lado, mirándolo pacífica, sonriéndole con esa boca grande y sin dientes, como diciendo vos estás invitado. Los corales, entre amarillos y turquesas, se erguían irregulares hacia la superficie, cobijando a todos sus brillantes moradores. Se vio a sí mismo ya no caracol sino caracola. Su caparazón, ahora concha marina, era de un rosado perla exquisito, y su cuerpo, blanco, suave y traslucido se ondeaba grácil con cada ola que entraba y salía cadenciosa del arrecife. Esa fue su última sensación, su cuerpo glitter, danzando en una fiesta coral, al compás de la mejor música, la del mar. 

Alegría fue la última sensación de José esa noche, que en un descuido, se quedó peligrosamente dormido sobre el helecho eléctrico, bajo la mirada acechante de un búho manchado del norte.

Sol Orozco, 2016.
Producido en los talleres de Siempre de Viaje para Fiesta Glitter.

domingo, 17 de abril de 2016

Adrienn Báthory * Juanpi Ortigosa


El linaje de los Báthory es algo confuso para la gente de hoy en día. La más conocida es Erzebeth, la “condesa sangrienta”, pero no por eso la más importante. Toda su familia estaba consumida por la locura debido a la tendencia a emparejarse y tener relaciones con sus propios familiares. Aunque hubo alguien que todos pensaron se había salvado de esta maldición. El hermano de la condesa, el conde Adrienn Báthory.
Era veinte años menor que su hermana y no compartían padre. La madre de la condesa tuvo una aventura con su sobrino, Gábor, y de ahí nació el joven. Despreciado por el esposo de la mujer que lo dio a luz fue enviado lejos del castillo, a criarse en Eslovaquia.
Durante estos años este joven vivió en soledad en su pueblo. Educado por gente de bajo nivel y con el único objetivo de ser un consejero para su hermana. Pero, a pesar de esto, nunca se quejó. Vivió como alguien normal, aceptando lo que su familia quería para él.
Para su cumpleaños número dieciséis la condesa decidió visitarlo. Era la primera vez que un familiar suyo iba a verlo. Emocionado por conocerla, se vistió con su mejor atuendo y la esperó con un banquete de bienvenida, como si la del cumpleaños fuera ella y no él.
Cuando llegó Erzebeth a la casa, el conde se llevó una sorpresa al ver que ella no era la mujer extravagante y hermosa. Tenía un largo vestido blanco y su piel era pálida, casi del mismo color que su ropa. A Adrienn no pareció importarle mucho de todas formas.

Luego de la extravagante cena, la condesa llamó a su sirvienta y, con el cuchillo que había usado para cenar, le atravesó el pecho, dejándola desangrarse hasta no poder respirar más y ahí, retirando el cuchillo y volviéndoselo a clavar, la terminó de asesinar. El joven no podía creer lo que había visto, todas las leyendas sobre su familia eran verdad.
Entonces, ¿Sólo matás a las sirvientas cuando se te da la gana? ―Le preguntó.
No las mato porque yo quiera, ellas lo desean, ellas me piden que las mate. Como esta joven señorita, luego de clavarle el cuchillo siguió viva, pero con un sufrimiento que sólo la muerte quitaría, por eso la maté recién, ella me lo pidió. ―Le respondió, sonriendo como si no hubiera hecho nada malo.
Al principio fue demasiado raro, pero a medida que la conversación siguió y la condesa le fue explicando torturas que le resultaron fascinantes. La virgen de hierro, la jaula mortal, entre otros, eran métodos que nunca había escuchado mencionar y le parecían algo que tenía que utilizar.
Enojado por lo que le habían ocultado durante toda su vida decidió invitar a sus padres a cenar, que por primera vez en quince años verían a su hijo.
Cuando llegaron, en la puerta de la casa estaban esperándolos unas sirvientas de la condesa, que apenas los vieron corrieron hacia ellos y los encerraron en jaulas. Al rato llegó Adrienn y, al verlos cautivos, se dio cuenta de que ni eran capaces de reconocerlo, esa gente no era su familia.
Entonces los llevó por parejas, a su padre y su esposa y a su madre y su esposo a una tortura distinta. A su lado paterno los encerraron en una virgen de hierro, y al materno lo colgaron y quemaron vivos hasta que no quedó piel en su cuerpo.

Cuenta la historia que, después de esto, enterraron a los cuatro cuerpos en el jardín del conde. Y luego él y la condesa se fueron para el castillo de Erzebeth. Encantado por su gusto en mujeres ambos disfrutaban con placer de las jóvenes que ella torturaba, para luego juntos verlas morir de maneras distintas cada día y, al terminar la noche, dormir juntos. Viviendo felices, durante muchos años.


Juanpi Ortigosa, 2016.
Texto producido a partir de la lectura de La condesa sangrienta, de Alejandra Pizarnik.

miércoles, 13 de abril de 2016

24 de marzo * Delfina Uriburu


Hay un libro que no se escribió, una película que no se filmó, un sillón vacío en una casa trunca. Hay un cuadro despintado, huérfanos por docena: la potencia, esa semilla que no germina. Fundido a rojo hasta un final sin segundas oportunidades. Hay una explosión en el silencio, son los gritos de esta patria desgarradora. Domingos estrangulados. Un paréntesis de llanto entre tanto verbo suspendido. ¿Qué canción de cuna se canta en los nidos vacíos? ¿Qué sueño descansa las noches de preguntas? ¿Con qué manos se erigen tumbas a las piedras? El vacío no tiene sonidos aunque veas que las puertas se abren y se cierran, incluso si no hay nadie en casa. Las ausencias no tienen juicio aunque las persigas con la memoria.    

Delfina Uriburu, 2016


martes, 12 de abril de 2016

Será que las ramas * Alicia Beatriz Álvarez


Será que las ramas
ofrecen sus dedos
de ceibo
infinitud acuosa
la primera estrella
se escurre en la noche.

Fosforece
estallan
raudal de luciérnagas
naranja partida
dos huecos
a la deriva
dos barcas.

Deslizo en la hondura
resbalo en el musgo
canal sin nombre
dulce naufragio
dedos de ceibo
me asen          
                                                    me rescaten






Alicia Beatriz Alvarez, 2016.
Producido en los talleres de Siempre de Viaje a partir del Club de lectura de Juan L. Ortiz.




domingo, 10 de abril de 2016

Perlas en el Mar * Eleonora Buffagni


Perlas en el mar

El sol acaricia
Mi alma
Te llama
Susurra
Tu nombre
Seremos dos
En algún lugar
Se abre mi cielo

Perlas en el mar

Brillan
Nuestros labios
Nuestras
Manos
Muslos
Abrazame
Entra
Suave
De a poco
Vibro
En Vos

Derritiéndonos
salvajes
Vos Yo
Vos
en mí

Perlas en el mar


Flotando
Cristalina
Vos en mí
Mi sombra
Tus ojos
Agua
Piel
Dulce



Mi copa
Se abre
Verde
Sal
Manos
Agua
Cristalina
Vos en mí
Yo mi sombra

Elevados
verde
Medanos
Besos
Arena
Tibia
Empapados
Ardiendo
Sol
Fuego
En mí
Otra vez en mí
Verde
Cristalina
Hasta el alba
Flotando
como Perlas


Eleonora Buffagni, 2016.





viernes, 8 de abril de 2016

Fiesta * Juanpi Ortigosa


Empecé a conocer a Joaco en segundo, hasta entonces nunca nos habíamos llevado bien. Era alguien solitario, pero muy inteligente y muy buena persona, tenía promedio de más de nueve y nos ayudaba con las tareas o las pruebas siempre que lo necesitábamos, a pesar de cómo lo trataban.
Cada curso tiene los que quieren hacerse los graciosos y viven boludeando al resto, en el nuestro no había ninguna excepción, teníamos a Juan. Le hacía todo tipo de burlas a Joaco, le escondía la mochila, le sacaba la cartuchera y lo obligaba a hacerle la tarea. Pero nunca le afectó demasiado eso. Sabía que él era mejor que los que lo molestaban y elegía no enojarse, ser bueno con los demás. Por esto yo lo admiraba tanto.
Una noche, decidí hacer una fiesta en mi casa y lo invité. Cuando los demás hacían esto era para hacerle jodas pero confiaba en mí, entonces fue.
Él estaba medio enamorado de una de las chicas del curso, Mica, pero ella estaba saliendo con la persona que más lo molestaba. Durante mi fiesta esta parejita empezó a pelearse en el patio, y ella se fue llorando hacia la casa. Cuando giré para buscar a Joaco, ya no estaba.
Supuse que había ido a consolarla, así que me dejé de preocupar y entré a hacer más bebidas. A los cinco minutos escucho gritos.
―¡Tiralo a la pileta! ―decían desde afuera, así que salí corriendo. Cuando llegué, estaba Joaco atado con cinta y envuelto en la sábana de mi cama. Y Mica abrazada a su novio.
―¿En serio pensaste que íbamos a cortar y ella iba a darte bola? Te irá bien en el colegio pero sos bastante estúpido. ―Lo miré y en su cara sólo se veía preocupación, como si rogara para que lo ayudaran, pero no sabía qué hacer. Le grité a Juan que paré pero lo tiró a la pileta igual. 
No entendía lo que estaba viendo, el cuerpo se hundía más y más y algunos hasta estaban riéndose. Al pasar unos veinte segundos y ver que todavía estaba en el fondo de la pileta, me saqué la remera y me tiré de cabeza para desatarlo. 
Apenas salimos se fue corriendo adentro, pensé que era mejor dejarlo solo, decisión de la que me voy a arrepentir toda mi vida. 
La fiesta siguió como si nada hubiera pasado, a nadie le importaba lo sucedido, hasta que… Se escuchó un disparo, algunos se tiraron al piso y, en el medio de la pista, estaba Joaco, con una pistola en la mano.
―¿Les parece divertido ahora? ―Nos gritaba, con voz de enojado, pero una sonrisa demasiado rara. ―Respondan, ¿Por qué se quedan callados? ¿Ya no quieren ver a alguien en la pileta? ―Seguido de esto se escuchó a Mica gritar con toda su fuerza, Juan estaba sangrando, el balazo le había dado directo en el pecho.
Me quedé mudo, todos se quedaron quietos, estaban aterrorizados. Al minuto se escucharon sirenas viniendo de todas direcciones, mi vecino había llamado a la policía.
Joaco tiró el arma y comenzó a correr, saltó la reja pero un oficial estaba esperándolo del otro lado. Lo tiraron al piso y lo esposaron. Tenía una sonrisa gigante, como si nunca antes hubiera estado tan bien. Lo miraba y no lo reconocía. Nunca me voy a olvidar de lo último que nos gritó.
―Toda mi vida viví siendo un nadie, pasándola mal. Pero ahora, es algo perfecto. Nunca van a saber lo que se siente, ¡nunca van a saber lo bueno de vivir así! ―Y, mientras lo subían al patrullero, comenzó a reírse. Pero como si ya no fuera él el que reía.


Juanpi Ortigosa, 2016.
Producido en los talleres de Siempre de Viaje a partir de la lectura de la Condesa sangrienta de Alejandra Pizarnik.

Cine + Letras


jueves, 7 de abril de 2016

Soy la reina sueca * Delfina Uriburu


Soy la reina sueca
preparada para atacar una nueva noche
sueca con piel de invierno largo

la reina de la noche
reina de corazones
no, de corazones no, mejor de luces coloridas
porque los inviernos a veces son eternos
y en las noches polares
la luz se atenúan pero la música sube
en una amalgama de canciones 
a veces, dicen, sale el sol a medianoche
y hay que verlo

me llama el ruido de una madrugada sin fin
no importa otra cosa
que este cielo alunado de lentejuelas
que esta melodía que nace cada vez

la fiesta es joven 
mirá la escena
es una fiesta en la que puedo bailar sola

tengo swing, soy la reina de la noche
este momento es mi momento  
mis pies se abren como surcos
la pista es mía
nada puede detenerme
sigo el ritmo

sé que todos me buscan pero solo quiero seguir un ritmo
no necesito ningún rey más que este sonido que me envuelve
voy a bailar hasta que salga el sol
hasta que el sol sea otra forma de mirar la noche 


Delfina Uriburu, 2016.



martes, 5 de abril de 2016

tainted love * Daniel Lerner

Bailando al ritmo de aquella melodía, envuelto en luces y vibraciones, en esa atmósfera extraña, aún no entendía este amor.

Las sirenas al son del ritmo embriagante, los golpeteos metálicos y sensuales , ya anunciaban dolor y placer.

Tainted Love, era la música, como un presagio de este amor que un día llegaría. Como un profeta, anunciaba este amor perverso.

Tainted Love, aullaba Marilyn Manson, en un advenimiento, epifanía de mi propio destino.

Mientras las luces te envolvían, la pista daba vueltas y el brillo te ocultaba, Tainted Love, mi amor corrupto, ya estabas ahí, esperando.

Yo ya estaba listo aunque aun no lo supiese.

Un día, amor llegaste, inocente al principio, envuelto en humo y artificios, y el tiempo te reveló tal como eras.

Como eras vos, y como era yo. Unidos en este amor maldito.

Tainted Love me arrastras al fondo, y yo estoy doblegado, sin redención.

Ahora sé que te amo, soy el espejo de tu propio ser, bajo las luces de la pista, y bajo mi propia oscuridad.

No me toques, por favor.

Necesito salir, huir de vos, y de mí mismo, pero no hay escape.

Don´t touch me please, Tainted love!


Daniel Lerner, 2016.




domingo, 3 de abril de 2016

It was a rainy night * Lorena Suez


It was a rainy night
rastreé un olor un indicio
metros de asfalto
inflamada por un faro de ruta
sellos de alquitrán mis pisadas
y esa línea amarilla que cruzo
qué importa lo que se espera de mí
esta noche
es inevitable dejar marcas
me muevo, siempre, sigilosa pero me agito
y no aguanto esta paciencia
el cuidado la espera
estoy empapada y mis patas tiemblan
escucho el sonido caudaloso
me marea el destello de las luces blancas
camiones huyendo y tu cuerpo próximo
lo sé por el olor
it was my rainy night
y ahí estás mojado
cuánta ternura
es torrencial la catarata que cae del cielo
ya estoy cerca y me desquito
entre los truenos mis bramidos
hago todo bajo la lluvia
qué importa lo que se espera de mí
esta noche
si todo lo que quiero es hacerte el amor
te deshago en el asfalto
y te dejo en una estación de servicio
con un café mientras yo
escapo del peligro y me oculto de las luces

hasta la próxima lluvia.

Lorena Suez, 2016


sábado, 2 de abril de 2016

Destello de sol * Ornella Celeste Sanchez



Destello de sol
el punto en el vidrio enceguece
el calor y el color se apropia del interior
se expande
nos abraza
reconfortante candor
el frente es una postal
postal de invierno
hojas de versos
versos de palabras
palabras de vos
mejillas rojizas de silencios
una mano tímida
contornea ideas
brillantes
como pétalos caen
van desvaneciéndose
en arena movediza
el suave tacto
de este pacto tramposo
en el que quiero perder


Ornella Celeste Sanchez, 2016.



viernes, 1 de abril de 2016

MADONNA * Ricardo Czikk

MADONNA

She´s not me

levanta los brazos cierra los ojos desliza su pollera

baila

miles away

hago un triste papel, marioneta dura, me sacudo



give it to me



hard candy en mi vida próxima seré

otra cosa

artista bohemio, menos sujetado

no creo, pero sigo sacudiendo 

la música: ella baila con vestido y yo en slip,

negros solos

quizá alguien nos esté mirando

desde otro edificio

ya no me interesará

cuando sea otro

entre tanto, soy esto que no soy

ella me aguijonea rítmicamente

miles away de esa posible vida

la poesía es a los veinte

a los cincuenta debe ser una novela

larga y aplaudida, papeles acumulados

de varias vidas



away, not me, hard



baila y yo, desisto

me cuesta estar despierto hasta tarde

grupos literarios y lecturas colectivas

sapo de otro pozo

no bailo suelto

my candy

ella cierra los ojos



let go



se da el permiso, candy

yo me esfuerzo hard

quiero ver más allá

siendo otro



not me.


Ricardo Czikk, 2016.