Permiso de hablar (fragmento)
Las voces se anunciaban por medio de una maravillosa distribución de colores. No sé si eran eléctricas o simplemente naturales. Antes de que prohibieran las voces, la ciudad quedaba casi a oscuras e inmediatamente reverberaban las luces rojas, verdes, violetas, amarillas, celestes, a rayas o a pintitas que anunciaban el permiso de hablar. Entonces se oía una detonación como de trasatlántico que se hunde y comenzaban a urdir los más desaforados enredos, y empezaban las voces a hablar, algunas intrépidas, otras tímidas, otras sonoras, imperiosas como en un claustro, otras desentonando o casi tristes o apagadas, otras furiosas atrayendo risas o llantos por la precipitación del permiso de hablar, tan esperado.
Simultáneamente se iluminaban grandes avisos PERMISO DE HABLAR. No saben los científicos que todos los desastres de este mundo se deben a la locuacidad de la gente. Por algo los animales no hablan. Ningún volcán en erupción es tan fuerte como las voces.
Cuando los carteles que indican PERMISO DE HABLAR dejan lugar a otro, con la palabra SILENCIO, y el silencio baja sobre el mundo con sus alas grises y celestes, un recogimiento dulce invade las casas; las cortinas se abren solas, para no hacer ruido, y los niños se visten para ir a la escuela. El piano funciona pianísimo.
El llanto nunca fue considerado como palabra: hubo un conflicto porque nadie se ponía de acuerdo sobre este tema y los que más necesitaban hablar emitían llantos, casi tan incómodos como las palabras. Los prohibieron.
Sobrevinieron los suspiros, más flagrantes que las palabras. Los suspiros también se prohibieron. Entonces el universo en silencio explayó su belleza. Era un silencio claro y perfecto. Hasta los perros habían comprendido que no tenían que ladrar. Acostados sobre la pata derecha inclinaban la cabeza y de vez en cuando silenciosamente suspiraban. (…)
Silvina Ocampo
Publicado en Cornelia frente al espejo (1988)
¡A escribir!
Elegí una acción física relacionada con las emociones (reír, llorar, suspirar, gritar, gruñir, sonreír, bostezar, etc.) e imaginá una situación en la que empiezan a regularse desde afuera, a nivel social. Escribí una escena en la que se intenta poner en práctica un ordenamiento de las emociones.
CLUB DE LECTURA
Coordinación: Cecilia Maugeri, Virginia Janza y Karina Macció.
Dirección General: Karina Macció
Lugar: Guarida Literaria de Siempre de Viaje
fbk: siempredeviajeliteratura
@siempre_deviaje
Tel.: 4867-5964 // 11 50 56 36 95
No hay comentarios:
Publicar un comentario