“No, no soy bueno con las constelaciones… Ok, voy a probar. ¿Ves esa? La voy a nombrar como vos. ¡No te rías! Es en serio, ¡mirala! Tiene una luz que maravilla mi corazón. Me recuerda a vos… Le pediría un deseo pero ya estás acá, ¿qué más podría pedir? Mirá esa otra. También le voy a poner tu nombre. ¡Ey! ¡Te dije que no era bueno para esto!
¡Podría llamarlas a todas así! ¡El cielo nocturno cubierto con tu nombre! En cada una te vería, siempre brillando, siempre presente. Pero no, ¡quiero algunas para mí también! A ver… Me gusta esa. Es como si contemplara a las demás. Y desde acá se ven tan cerca, pero están muy, muy lejos. Como yo ahora, mirando las estrellas invisibles en mi techo mientras te imagino acá.”
Pero no. Estás lejos. Muy, muy lejos.
Daniel Claverino lee en la segunda edición de PiP. Foto: Cesar Isola Isart. |
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