Sos tan linda Ámbar. Una sonrisa se dibujó en sus labios, el agua caía fuerte y constante. Tu piel es blanquísima. No sé cómo decírtelo, pero eso me vuelve loco.
Primero los hombros, el cuello estirado, la musculosa suelta con las tiras colgando, sostenida por sus pechos y las manos de Mau, en movimiento los dos. Luego sacársela, las tetas al descubierto, dejar que él las besara, y al mismo tiempo, aprovechar para sacarle el pantalón, a medio desabrochar. De a poco iban logrando que el deseo los invadiese, no sabía cómo sucedía pero era real, cada fibra que tocaban hacía que otra pidiese más
La sensación de que Mau era suyo, la entrega dispuesta, el placer desencadenado y mutuo. Tocarlo todo y que la tocase. Lo sentía, y quería seguir sintiéndolo lo más posible.
Axel Levin
Texto producido en los talleres de Siempre de Viaje
Axel Levin en el Club Cultural Matienzo. Foto: César Isola Isart |
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