Sigo
teniendo en sueños un sueño en el que me soñás.
En
el que te personifico adjudicándote una personalidad
determinada
por mi pensamiento.
Y
como por antonomasia te transformas en una figura apelativa.
Que
me obliga a olvidar olvidarte,
A
socavar en mí sed de autodeterminación, a sofocarla.
A
saber que el yo
soñador es un sofismo.
Y
es eso,
Ese
conocimiento condicionante,
Esa
pequeña llama inseminada que se propaga cual incendio
(Por
cada parte, por cada pústula, por cada poro)
Quien
interrumpe mi sueño.
Y
entonces sé.
Sé
que ese ser sapiente no soy yo.
No
soy el soñador, quien es por mera conciencia de su existencia.
Sino
quien no es, por conocimiento de esta.
Y
entonces comprendo:
Sigo
existiendo en sueños.
Solo
en los sueños que me soñas soñando un sueño en el que me soñas,
En
el que me obligas a no olvidarte.
Y
entonces olvido todo lo que sé.
Y
sigo soñando…
David Nazareno
Texto producido en los talleres de Siempre de Viaje
Khashayard Zand |
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