Me gustó lo simple, desnudo, la
piel en grandes cantidades en movimientos comunes, cotidianos,
haciendo formas con los músculos, las tensiones y las poses. El
hombre durmiendo, el zoom a esas pequeñas vidas que son las cejas,
los labios relajados babeando, los cachetes y el mentón, todo
durmiendo, todo ese zoom inconsciente que pasa en la infinidad de
nuestro cuerpo desnudo, todas esas actividades que no notamos.
En general sentí un despertar a
este arte del detalle a la vista pero invisible. La perfección y el
parecido a lo real, a lo que estamos acostumbrados a ver nos permite
sortear ese obstáculo y ver más allá. Por eso creo que el mensaje
no es el parecido o la perfección con las formas, sino la nueva
reflexión por el detalle cotidiano desde otro punto de vista.
Manteniendo la concepción que ya tenemos del cuerpo, podemos verlos
en diferentes formas que nos facilita la concepción de nuevas ideas
sobre nuestra propia existencia acá.
Martín Po
Texto producido en los talleres de Siempre de Viaje
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