La
Bruja Laira
La Bruja Laira tenía
10 años y algo más que la hacía especial: era mitad humana. Como
las otras brujas, tenía que maltratar niños, pero como humana, no
quería hacerlo porque también los amaba.
─¡AAAAAH,
no sé qué hacer! ─
gritó, y se fue a dormir.
Ella no se había dado
cuenta de que alguien la estaba espiando. Lo peor es que era su papá.
Al escuchar un ¡CRAC!
se
levantó. Sonaba a que alguien la estaba espiando. Laira se dio
vuelta, pero no vio nada. Escuchó un AAAAAAAH,
entonces fue a ver de qué se trataba. Al ser de noche, ya se había
convertido en bruja, y no se controlaba cuando era bruja. Ella no
quería matar a nadie, entonces intentó no ir. Pero no hubo caso:
fue y convirtió en paloma a su vecina de al lado.
─AY, perdón─
dijo la bruja convirtiéndose en humana.
─JIJI─
dijo Laira como bruja simulando reírse pero preguntándose “¿Por
qué no me controlo?”.
Cuenta la leyenda que
la mamá de Laira se había casado con un humano. Laira sabía eso
así que llamó a su mamá, pero le respondió el contestador.
De nuevo escuchó un
¡CRAC!, otra vez la estaban espiando. Miró para todos lados, pero no vio
nada, solo un pequeño rastro que llegaba a la cloaca. Lo más raro
era que ella reconocía las huellas:
─¡PAPÁ! ¡PAPÁ! ─
gritó.
No podía creer que no le respondiera. Siguió los pasos hasta la
cloaca y encontró a su padre:
─¿Por qué me
espiás?─
le
preguntó.
─Porque te quiero─
le mentía.
─No me mientas, papá.
─Yo no soy tu papá…
─WHAAAAT? ¿Cómo sé
si me estás mintiendo o si decís la verdad?
─Te explico: yo maté
a tu padre.
─No, no puede ser.
─Ya te conté mucho,
nos vamos.
─Pero…
─Pero nada de peros.
─¿Cómo te llamás?
─Daniel.
─¿Cómo mataste a mi
papá?
─No te escucho…
─Dale.
─Bueno, pero después
te quedás callada. Yo soy un vampiro.
Laira estaba a punto de
grit-
─No grites o te mato,
¿entendido?
─Pero mi papá era
muy fuerte…
Ya Daniel no le
respondió.
Más
tarde…
Laira se había quedado
dormida. Cuando se levantó para la cena pensó que todo había sido
un sueño. Pero cuando prendió la luz, se dio cuenta de que todo
había sido verdad porque ahí estaba Daniel enfrente de ella:
─La cena está lista─
le dijo.
─¿Qué hay?─
preguntó Laira.
─Spaghetti.
─Bueno, con queso de
rallar.
Como Daniel no visitaba
mucho la Tierra le dio un queso pintado con rayas violetas. Laira, muy
sorprendida, le explicó lo que era el queso rallado y trató de no
comerse las rayas.
De repente, Daniel se
quedó paralizado. Enseguida, se fue a dormir. Al día siguiente,
Laira todavía no sabía qué le había pasado, pero como vio que se
sentía mejor, le preguntó:
─¿Qué
vamos a hacer?─ pero Daniel no le contestaba ni la miraba. Usó un
hechizo:
¡ABRACADABRA,
que te conviertas en
un horno
y me lo cuentes
todo!
Ahora sí, Daniel dijo
algo: viajarían al País de los Dinosaurios, y asarían. Laira se
sintió mal y le lanzó el verdadero hechizo:
¡ABRACADABRA,
contame todo lo que
sepas!
Y funcionó: descubrió
que la mamá de Daniel lo estaba controlando y que quería que Laira
se enamorara de su hijo.
La Bruja Laira prefirió
ir sola al País de los Dinosaurios, donde vivía la mamá de Daniel.
Ella había dejado del País de los Vampiros porque los vampiros
estaban en guerra con las brujas, y a ella no le gustaban las peleas.
Laira la buscó para que rompiera el encantamiento que controlaba a
Daniel.
Cuando regresó, Daniel
había vuelto a ser el mismo. Pero ella ya no volvería a ser la
misma porque el Rey Dinosaurio le había dado lo que ella tanto
deseaba: el poder de controlar sus poderes.
Así, Laira nunca se
descontroló más y no convirtió más en paloma a su vecina.
Allegra, 2014.
Texto producido en el Taller Club de Cuentos de Siempre de Viaje.
Laura David |
Club
de Cuentos SD
La
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1 comentario:
Allegra una pequeña y hermosa escritora niña: jugando, jugando, terminarás convirtiéndote en la primera mujer argentina que gane el Premio Nobel de Literatura. Mientras tanto a seguir jugando y escribiendo en el taller.
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