miércoles, 24 de diciembre de 2014

brindis y sonrisas / Celia Marder

Pienso a veces
que la vida
está escrita en otro idioma.
En ocasiones podemos descifrarlo.




31 de diciembre 2014, brindis y sonrisas.
I
Diciembre, mes que me fastidia. Termina la primavera.
Comienzan el calor insoportable de Buenos Aires, los cortes de luz, la gente alterada, los saludos y deseos formales, la ropa que se pega al cuerpo, la transpiración, la obligación del balance y la felicidad envasada y cuidadosamente adquirida en los shoppings.
Si pudiera, huiría de Buenos Aires en diciembre.
Intentaría ir al mar. Su interminable inmensidad, la espuma dibujando la arena, el cielo inacabable -eso me basta para sentir placer.
II
Ese 31 de diciembre, por la mañana, recibí un sobre a mi nombre. Apareció bajo la puerta, no tenía remitente, pero si unas estampillas de un país desconocido. Mis datos estaban manuscritos, con una caligrafía cuidada y prolija, escrita con tinta color verde.
Lo abrí con curiosidad, había una hoja tamaño A4, papel reciclado, texto incomprensible.
Los caracteres que estaban en la hoja eran de algún idioma del lejano oriente, ¿chino?, ¿japonés?, ¿coreano? no lo sabía. Signos, aparentando dibujos simétricos, ideogramas y números. Sorprendida comencé a buscar una pista.
Mirando con atención podía inferir que había un título, una serie de números ordenados del 1 al 8, y hacia el final del texto y con caracteres latinos, las palabras ASA y DIN. Intenté pensar y las asociaciones me llevaron a una serie de instrucciones ordenadas de algo… Pero no lo sabía.


III
Doblé cuidadosamente la hoja y la guardé en mi agenda.
La del 2015 la había comprado. Disfruto de ver la agenda en blanco, parece que ese año todo puede acontecer, tenemos todo el tiempo del mundo, todos los días, todas las horas disponibles para crear, hacer, inventar, trabajar, amar.
El olor del papel, las hojas, todo invita a soñar en un año con oportunidades.
IV
31 de diciembre de 2014, brindis y sonrisas.
Después de las burbujas y con el estreno del año, una tarde, en un bar, abriendo la agenda, encontré el papel doblado, y decidí comenzar a buscar el significado de la palabra ASA, entonces apareció la Asociación de Semilleros Argentinos, Asociación de Surfistas Argentinos, etc, etc… nada me parecía relevante. Hasta que decidí buscar juntas ASA y DIN, tal como aparecían en ese instructivo (¿?).
Fue allí que encontré que son los valores con que se mide la sensibilidad de la película fotográfica. Entonces, probablemente eran las instrucciones de un rollo o de una cámara de fotos, ¿pero por qué me llegó a mí, y para fin de año...?
¿Era una señal astral, un mensaje divino, un error del correo?
Cuando disfrutaba de mi café, sentada junto a la ventana del bar, pensé que la vida está escrita en otro idioma, que en algunas ocasiones podemos descifrarlo y las claves se encuentran a lo largo del camino, disimuladas en señales y mojones.
V
Nosotros navegamos, fluyendo como la espuma del mar. Mientras la existencia, deja huellas en nuestro cuerpo similares a las del mar en la arena.
No sabemos cuál es el camino, pero podemos elegir quién nos acompañe. No sabemos adónde llegaremos pero podemos pensar en el modo de viajar.
Ayuda hacerlo despojados por fuera, pero bien pertrechados por dentro, con una dosis de energía frente a los obstáculos, fuerza para correr las piedras del camino, paciencia para volver a empezar, sin decaer y lamentar nuestra suerte, humor para contagiar como epidemia, ternura para repartir, confianza para fortalecer a otros, sueños propios y ajenos que dan sentido al viaje, y conciencia que el camino es compartido.
Vl
Con todo esto anotado en la nueva agenda, para no olvidar en los momentos de desánimo y cansancio, decidí empezar el 2015 sabiendo que LA FELICIDAD no existe más que en las campañas publicitarias. Lo que sí podemos alcanzar es la alegría de respirar cada día descubriendo un nuevo cielo azul, y la de saber que estamos en un camino que, si bien no alcanzaremos a transitar en su totalidad, es el que le da sentido a nuestra vida.



Celia Marder, 2014.
Texto producido en los talleres de Siempre de Viaje.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bueno que alguien pueda escribir lo que otro quiere decir.

Ricardo dijo...

Es como una botella al mar, alguien envia un mensaje que Celia quiere descifrar, pero está claro: la vida está escrita SIEMPRE en otro idioma
Lindisimo