Escalofríos invaden mi cuerpo
al oír en el silencio de la noche llantos de dolor
la sensación de una presencia que me acecha.
Una mano tapó mi boca
mis gritos se anudaban en la garganta
una presencia se apoderó de mí, dejándome paralizado
poco a poco me quedaba sin aliento
sentí que me despojaban mi alma
¡Luchaba! pero como neonato fui
mis manos solo podían aferrarse a las sábanas
abrí mis ojos, solo tinieblas vi
mi corazón al borde de un ictus cardíaco
Me escondí entre las sábanas
esperando con ansia la luz del amanecer
luz que espanta a esos seres
de la noche.
Julio César Mijares Nava, 2015.
Nicoletta Ceccoli |
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