Cantás.
El tiempo no congela
tu sonrisa perfecta. Te veo de costado
y cantás.
Sonreís, manejás atento.
Tus manos pequeñas masculinas delicadas.
Cuánto puedo
escribir soñar con tus manos. Así
recibiendo la luz de la tarde que
acaba.
Me olvido a dónde vamos.
Por qué no es infinito
este camino en el que cantás y sonreís
y no le tengo miedo a nada
porque el momento es brillo y suavidad.
Mi corazón tibio.
Un detalle cualquiera marca el tiempo y
aterrizo
como un pájaro sin alas
pelota de plumas flotantes sobre el
pasto.
Esa sensación certeza intuición de
que
el tiempo es implacable
como el devenir de los sentimientos.
Eugenia Coiro
para Amor de Verano.
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