Al que lea esto, es mi confesión. Me parece que ya no soy yo, sino alguien más. No sé cómo pasa o qué es, pero me está transformando. Hay días que llego a casa y no me acuerdo de lo que hice, momentos en los que me dejo llevar y tengo actitudes de las que me arrepiento. Pero una parte de mí, una parte agresiva, las disfruta. Y eso me hace sentir bien, lleno, como nunca antes.
Es instintivo, creo que tengo que hacer las cosas y sólo las hago, pero cosas malas, que me llevan a pelearme con otros y hasta lastimarlos si es que les tengo algún rencor. Los que me conocen saben que no soy así, saben que soy buen pibe y me importan los demás. Por más que odie a los que sólo se preocupan por ellos mismos, que me hacen pasarla mal con el único objetivo de divertirse. Aunque esta gente sea mala… Se lo merecen.
Yo no soy ni capaz de criticarlos, de insultarlos, de decir nada en contra de ellos. Los ayudo igual si me necesitan, porque en mi mentalidad la gente puede cambiar. No todos son malos. Pero ellos sí, ellos me odiaron y me trataron mal siempre, están celosos de mi inteligencia y capacidad que no tienen y nunca van a tener.
No puedo seguir con esto, no puedo seguir así, no tengo nadie en quien confiar, van a pensar que estoy loco y no es cierto, lo único que quiero es volver a la normalidad, a mi vida de antes. Necesito controlarme. Ahora este soy yo, el que no tiene en quien confiar porque todos lo usan para sus propios fines. A nadie le importo, por eso todos merecen lo que estoy haciendo.
Y sí, esta es mi confesión, mi confesión de cómo, si lees esto, vas a sufrir como los demás. Por nunca ayudarme, por nunca pensar en mí. Esta es mi confesión de cómo, ahora, soy alguien mejor. Ayudame.
Nico.
Juanpi Ortigosa, 2015.
Texto producido en los Talleres de Siempre de Viaje a partir de la lectura de Borges y yo, de J.L. Borges.
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