Hay un libro que no se
escribió, una película que no se filmó, un sillón vacío en una
casa trunca. Hay un cuadro despintado, huérfanos por docena: la
potencia, esa semilla que no germina. Fundido a rojo hasta un final
sin segundas oportunidades. Hay una explosión en el silencio, son
los gritos de esta patria desgarradora. Domingos estrangulados. Un
paréntesis de llanto entre tanto verbo suspendido. ¿Qué canción
de cuna se canta en los nidos vacíos? ¿Qué sueño descansa las
noches de preguntas? ¿Con qué manos se erigen tumbas a las piedras?
El vacío no tiene sonidos aunque veas que las puertas se abren y se
cierran, incluso si no hay nadie en casa. Las ausencias no tienen
juicio aunque las persigas con la memoria.
Delfina Uriburu, 2016
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