Ma
sí. Cuelgo todo y me vuelvo al pago. Me tiene harto la ciudad. Llena
de gente metida y poco gaucha. ¡Me van a seguir despreciando y todo,
estos atrevidos!
No
se puede estar en paz que lo andan señalando a uno, que lo quieren
amoldar a las maneras y caprichos de acá, que ponete un pantalón
chupín, que almorzate una ensaladita al mediodía, que pedite un
café en un bar así podés ir al baño. ¡No! Si me da la gana pido
un bife con diez kilos de lechuga, me visto como quiero y voy al baño
donde crea mejor.
Otra,
me ven rústico y en el cine me quieren cobrar tres entradas en vez
de una. En los negocios, ponerme atrás de un mostrador para que no
se me vea de cuerpo entero. Lo pienso y no puedo entender qué les
molesta tanto.
Y
trabajar con corbata, ¿a quién se le ocurre? Me llegan a ver mis
amigos con eso en el cuello y se mueren de risa.
Me
voy al campo. A mis sendas. A mis animales que ya me han de extrañar.
Y dejo de andar pateando el suelo del malhumor que me agarra. A ver
si estos de la ciudad se hacen tanto los vivos donde soy local.
Dicho
y hecho, el centauro se volvió para el monte.
Federico
Castro Walker, 2016.
Producido en los Talleres de Siempre de viaje a partir de la lectura de Bestiario de USA de Anne Sexton.
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