Oh, este lodo, este lodo, ¡Fluyendo a
mares!
Espeso como un café extranjero, y a un
ritmo tan moroso.
¿Diga, diga? ¿Quién es?
Éste es el ritmo del intestino, tan
amante de lo digerible.
Es él quien ha articulado estas
silabas.
Pero ¿qué significan estas palabras,
estas palabras
que borbollan como el lodo?
Oh, Dios, ¿Cómo voy a limpiar luego
la mesilla del teléfono? Si no paran
de fuir de los miles de agujeros del
auricular, buscando quien las escuche.
¿Él está ahí?
Ahora la habitación es un siseo
continuo. El aparato
retira su tentáculo.
Pero la freza que deja penetra mi
corazón. Sus huevas son fértiles.
Embudo de estiércol, embudo de
estiércol:
Eres demasiado grande. ¡Deberían
retirarte del mercado!
11 de julio de 1962.
Sylvia Plath.
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