Llueve julio
barro desvanecido
dos bueyes
mansedumbre
sobre la
pesadez
la escena
se abrillanta de cristales
verdes.
Voy
sentada en el carro
Frutos
mojados
crecen
los bueyes sin
hablarse
garabatean surcos
la humedecida tierra
(sin mirarse)
tierra desprometida.
Acomodo
mis venas en
el carro
Inapropiada
frunzo el
vestido rocitas
rococó
acuno
el lazo
de la escuela
ciño la
blusa delatora al pecho
ajusto la
cadera a la falda
me desprolijo
las medias
se corren
Poco
me importa
me doy
por bien vestida
con traje de
soldado en la trinchera
Me
acomodo en el carro
a descansar
Aunque
no hablen
los bueyes
no se
miren
hundan la
tierra
la rasguen
como alfombras
oscuras
mojadas
aunque llovizne
sin promesa
la tierra
la carne
seguirá latiendo
templada
perdurable
desvestida
ataviada lujosa
impasible
sellada
profunda
apoyada en
mis huesos.
Alicia Álvarez
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