Tomaste
mi cuerpo como un instrumento.
Afinaste
para
que se escuche un sonido íntimo.
La
música y el placer tienen eso,
se
tocan
Yo
fui delicada como un piano,
la
yema de tus dedos entró a buscar, pianista,
la
música suave
que
me habita.
¡Suena
la música!
el
pianista por un momento deja de tocar y se detiene a escuchar
¿Por
qué hay tanto silencio en tu casa, pianista?
En
tu casa cuando callan la guitarra, el saxo, el acordeón, la flauta,
las maracas, los violines, los toctoc, el violonchelo, los platillos
y la melódica…
entonces
cesa el baile y los invitados se retiran, agitando aún la
respiración.
Y
ahí sucede
se
oye! se oye!
suena
el piano
suena
el piano
suena
el piano
El
pianista toca, pero él no suena. Cabalga la música de otro cuerpo.
Es
un jinete ciego que reconoce el camino por el sentido del oído.
Belén Coluccio
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