miércoles, 12 de octubre de 2016

Vivo de casualidad * Juanpi Ortigosa


―Hoy sólo quiero una cosa, y sólo tú puedes dármela ―me miraba fijamente a los ojos, mientras me apuntaba a la cabeza. 
―¿De qué hablás? Tranquilizate y baja el arma, no hagas algo de lo que te vayas a arrepentir ―no sabía qué decirle. Nunca me había pasado algo así con mis experimentos.
―Me escapé anoche, mientras dormías. Vi todo, vi a mis hermanos y hermanas muertos, mutilados. ¿Por qué hiciste eso?― Su mano comenzaba a temblar, si no lo calmaba iba a terminar muerto.
―Yo no hice nada, no tenés hermanos, lo que viste no es lo que crees. Es todo un producto de tu imaginación, pasás demasiado tiempo solo. 
―¿Jamás dejás que nada se te escape y siga su curso normal? Mis hermanos querían vivir como yo, no merecían ser despreciados así.
―Está bien, perdoname, te ofrezco cualquier cosa, es lo que viniste a buscar, ¿no? Elegí, todo es tuyo. ―esperaba que la distracción funcionara. 
―Me da igual lo que sea, ¿no te das cuenta? Nos abandonaste, nos trataste como si fuéramos nada. Vas a pagar por eso ―esta era mi oportunidad. Salté encima de él, lo agarré de las piernas y lo tiré al piso, la pistola salió volando. Quedó inmovilizado.
―Tus hermanos, como los llamás, son simples cadáveres, restos que usé para fabricarte. Sólo tuviste suerte, deberías estar como ellos ―ya tenía todo controlado, iba a encerrarlo de nuevo y, con su ADN, crear uno mejor.
―La suerte no existe, vos me enseñaste eso ―sacó su brazo de debajo de mi pierna y me pegó en la cara, derribándome. Cuando abrí los ojos estaba delante de mí, apuntándome directo a la frente. 
―¿Qué vas a hacer ahora? sos una simple rata de laboratorio. No tenés futuro en este mundo ―era demasiado cobarde para disparar. 
―Puede ser, pero ahora soy libre, voy a poder hacer lo que quiera. Después de todo, estoy vivo de casualidad ―y, mientras sonreía más feliz que nunca, apretó el gatillo.




Juanpi Ortigosa, 2016.
Texto producido en los Talleres de Siempre de Viaje a partir de la intervención del poema "Un regalo de cumpleaños" de Sylvia Plath.



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