jueves, 10 de noviembre de 2016

Cristina Eseiza * Minuto escena





Empecé a entrever confusamente, que el amor de varón no me preservaba de los rigores del mundo, que mi pareja no me alejaba de tener que enfrentarme a la realidad y que, el fuego del comienzo, el enajenamiento de los albores de una relación va menguando y que hay que aceptarlo, buscar otros sostenes, otros modos. 
Hubo siempre un velo muy sutil, un vapor muy tenue ondeando sobre esos retozos en camas alquiladas, en cuartos rentados por hora y ese sobrevuelo se parecía bastante al vacío, a la desesperanza. Pensé que se debía a los miedos de Paco, a su duda constante, a la inseguridad con que manejó desde el comienzo nuestros encuentros en la cama, al relente de pecado que siempre tuvieron para él. Pero esa incertidumbre, ese agujero existencial estaba conmigo desde siempre.  



Cristina EseizaSol en LeoFragmento del capítulo 14.  


No hay comentarios: