miércoles, 25 de abril de 2018

Gavilán de tu flaqueza, ¡Domina!






El ser que me inspira me dijo:
soy el que tiembla.
Soy el que rompe,
el que insinúa, el que trepa.
Soy el que restituye.
El ser que transporta me dijo:
soy el que cesa,
el que quita, el que cede.
Y bien, ¿y tú?
Y tu, semejante, ¿por qué te desconoces?



Me afirmo como un juez,
me acurruco como una vaca,
penetro como un padre,
engendro como una madre.
Y tú, ¿qué esperas?



Tu cloaca atraviesa la Morada Real.
Seis mil láminas de voces anidan en tu boca.
¿Débil, dices?
¿Quién es débil recorriendo los cuatro mundos?



Soy el pájaro.
Soy la flecha emplumada con plumas de pájaro.
Vuelo. Tú vuelas.
Navego. Tú navegas.
Navegamos entre las mandíbulas del cielo y de la Tierra.



Rompo
Doblo
Fluyo
Me apoyo en los golpes que se me asestan
Araño
Obstruyo
Obnubilo
Hago retrogradar la marcha de los vivos
¡Y tú que tienes miseria en abundancia
y tú,
que por tu sed, eres, al menos, sol,
gavilán de tu flaqueza, domina!



Mira:
yo hago dar rodeos a la mujer
lincho al anciano
embriago la raíz
galopo en el tropel de la jirafas
soy el guerrero lanzado en paracaídas
soy la oreja cuando hay ruido
confundo, paso de uno a otro lado
no tengo nombre
mi nombre es derrochar los nombres



Soy el viento en el viento



Soy el que engendró a los dioses
en mi hoya han sido creados
de mi hoya han sido echados



Destruyo
desencajo
disloco
Escuchándome, el hijo arranca al Padre los testículos
Degrado
derribo
derribo
con la cabeza entre sus tarots, mis perros devoran a la cartomántica.




Henri Michaux, 1945.


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