–¿Y no hay que reprimir los deseos?
–No. Mi imagen en el espejo es la mejor parte de mí misma. Salgamos. Espero que apague las luces. ¿Pero qué es esa luz que se ve en las persianas?
–La luz de la luna. Buenos Aires es mi única ciudad desconocida. Siempre es un puerto al que acabo de llegar.
–Los espejos son muy importantes. Son el alma de una casa. Los espejos romanos eran pequeños y a propósito para tenerlos a mano.
–No me gusta ver mi perfil. Uno es cruel y el otro idiota. Rompería todos los espejos.
Silvina Ocampo, Cornelia frente al espejo.
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