Estoy buscando un libro para leer. Es
un libro muy especial. Yo lo imagino como a un rostro sin rasgos. No
sé su nombre ni el de su autor. Quién sabe, a veces creo que estoy
buscando un libro que yo misma escribiría. No sé. Pero me hago
tantas fantasías con respecto a ese libro desconocido y ya tan
profundamente amado. Una de las fantasías es ésta: yo lo estaría
leyendo y de pronto, a una frase leída, con lágrimas en los ojos
diría en un éxtasis de dolor y de final liberación: "¡Pero
es que yo no sabía que se puede todo, mi Dios!".
Clarice Lispector, Revelación de un mundo.
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