viernes, 16 de noviembre de 2018

Escribir sobre mi cuerpo * Ludmila Mojica



Escribir sobre mi cuerpo.
Tinta que mancha
tinta que construye
pecas, marcas, puntos suspensivos
sobre mi piel.
Escribir en mi pelo
el sol reflejando un arcoíris 
al leer las hebras color café.
Venas a base de lápiz
mina desarmada, deshecha
el tono gris difuminado
marcando arterias en mis muñecas.
Escribir en mi mente
cuando hay demasiada quietud
en un cuarto blanco
la lampara que titila
hasta apagarse.
Escribir y borrar.
Estar rodeada de árboles secos
altos y fuertes
inmortales en sus raíces.
Troncos que hablan
pintan la tierra de tonos pastel
el lienzo, la palma de mi mano
el papel amarillento manchado
de cielo 
de río 
de hojas en otoño.
El lugar que toma forma
alzándose 
una pirámide mítica
donde la leyenda guarda secretos
de la niña de ayer y la de hoy
la presente, la que construye.
El lápiz de madera
junta las piezas
marcando las curvas
rozando todos los puntos y comas.
Escribir.
Escribir.
Escribir.
Tinta.
Tinta que recorre la piel
de este árbol rascacielos
de este cuerpo borrador
que escribe hasta llegar
al punto crítico de parar.
Alzar la mirada
reforzar las raíces a la tierra
para observar la mariposa
que no vuela
en una de las ramas secas.
Deformada
porque no le escribí sus alas.
Escribir
Escribir.
Sobre el cuerpo.
Mío.
Escribirme.
Borrarme.
Escribir de esa manera cruda
natural y real
hasta ser yo
lo más sentido posible
lo más sincero posible.
Hacer crecer el bosque
desde un tallo roto
desde un otoño 
manchado de tinta gris.
Aún escribir.
Sobre el lienzo pastel
sobre la tierra
sobre este árbol 
rascacielos.



Ludmila Mojica, a partir de la lectura de Amarillo Vol. 1 Ocre de Karina Macció.




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