Una mujer con pañoletas trae el cesto, y allí, los huevos. Huevos bellos, ánade y codorniz; unos gruesos, celestes; otros, menudos, como pimpollos de jazmín.
En el aire hay figuras que casi se alcanzan; nunca se puede.
Pero, yo soy sirena. De plantas, de arboleda. Ondulo mi cola oscura, fuerte. Tengo las escamas, blancas y plateadas; el pecho desnudo, crespo el pelo; el sexo es una marca apenas de coral, y echa un perfume específico, humo, gotas de aceite y sangre, y brasitas.
Marosa Di Giorgio, Rosa mística.
EN MARZO
VAMOS A LO ANIMAL
VENÍ A SOLTAR TU ESCRITURA
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