Y las cosas comenzaron a suceder.
Cosas, voces. Voces, cosas. Se sucedieron, me arrebataron mi silencio. De la pura paz al desesperado alboroto.
Voces fuertes, gritonas, chillonas, cansadoras.
Shhh, por favor. Shhhh!!!!
Nadie parecía darse cuenta.
¿Quién las escucha?, pregunté.
¿Quién escucha, qué? Me respondieron. “¡Uf! Otra vez ella y sus voces”, me pareció que decían.
Claudia Rosales, 2020.
En respuesta a la consigna de #ventanaalaescritura.
Vos también podés enviarnos tu texto.
#compartamosleeryescribir
Cjiarenza |
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