Gulenkina |
El cielo no estaba arriba, estaba abajo, iluminándoles la piel.
Los colores no eran los de la vigilia,
eran extraños que no podían, ni querían, definirse.
Pretendían la confusión, el caos.
Tan suaves, tan mentira, tan turquesa.
Un volcán encerrado en una cajita de música.
Nubes para envolver enamorados.
José Lupia, 2020.
En respuesta a la consigna de #ventanaalaescritura.
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#compartamosleeryescribir
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