Otis Ike |
Al apearme en Toulouse, me encontré ante la estación bastante indeciso. Una cerveza en la cantina y ya me veía, de todos modos, deambulando por las calles. ¡Es divertido ir por ciudades desconocidas! Es el momento y el lugar en que puedes suponer que toda la gente que encuentras es amable. Es el momento del sueño. Puedes aprovechar que es el sueño para ir a matar un poco de tiempo al jardín público. Sin embargo, pasada cierta edad, a menos que haya razones familiares excelentes, tienes apariencia como Parapine, de buscar a las niñas en el jardín público, has de andarte con ojo. Es preferible la pastelería, justo antes de cruzar la verja del jardín, bello establecimiento de la esquina decorado como un burdel con pajaritos que cubren los espejos de amplios biseles. Te ves en él comiendo, pensativo, infinitas garrapiñadas. Refugio para serafines. Las señoritas del establecimiento charlan a hurtadillas sobre sus asuntos del corazón así: "Entonces le dije que podía venir a buscarme el domingo... Mi tía me oyó y me hizo una escena a causa de mi padre..."
"Pero, ¿no se volvió a casar tu padre?", la interrumpió la amiga.
"¿Qué tiene que ver que volviera a casarse?... Tiene derecho, de todos modos, a saber con quién sale su hija, ¿no?"
Ésa era también la opinión de la otra señorita de la tienda. Lo que produjo una controversia apasionada entre todas las dependientas.
Propuesta de escritura para hoy:
-Reemplazar ese diálogo por uno que podrían tener hoy esas chicas hablando de sus problemas amorosos. Elegir palabras y temas que sean de tu cotidianeidad.
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El libro recomendado de hoy es Viaje al fin de la noche, de #LouisFerdinandCeline
#ventanaalaescritura
¡Compartamos leer y escribir!
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