Laura en Ventana a la escritura

Christensen

Reacomodé por color

los cajones 

y las plantas por estación

puse la mesa

con servilletas de tela 

como si fuéramos chicos

jugando a ser grandes

y preparé las batatas al horno

que mi abuela hacía 

cuando ya no quedaban

dulces para el postre

prendí las estufas

y abrí todas

las ventanas

fui la alquimista de los vientos

buscando el equilibrio justo

entre el olor a tormenta

y la calidez 

de un hogar a gas

quería estrenar casa 

y que sintieras

ese sabor 

a conocido pero distinto

ese saber el nombre 

pero no encontrar 

las palabras

y te distrajeras buscando

las mil y una diferencias

hasta quedarte dormido

y darnos

un día más

usé lo poco que quedaba

de ese perfume 

que nunca supe

cómo se llamaba

a ver si te seguía gustando

el olor en mi bufanda

y nos reíamos 

de mi fascinación

por las lanas que pinchan

pero escuché 

tu llave y la tristeza 

alargando el momento de entrar

me aferré como pude

a las pocas respuestas 

que había armado

y a una pregunta que no quería soltar

una pregunta 

que lo destruiría todo

cuando del otro lado

finalmente

se abriera la puerta.

Laura Ramírez, 2020.
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