mientras mezclaba
mi mazo de naipes
no, no eran naipes
eran arcanos
figuras que miran
a izquierda y derecha.
parecen contener
la respiración
pero
si de golpe miraran
o si de pronto movieran
-apenas-
un pie, el vestido.
figuras jóvenes
no, eran rostros envejecidos
cansados
-trampeados-
sobreinterpretados
desoídos
que sostenían sus elementos
con el mismo poder.
-hasta el ermitaño
había envejecido-.
quisiera preguntarles
cómo eran los rostros
antiguos
que
sobre las cartas
preguntaban también
una y otra vez.
ser un oráculo
es un destino
no, no es un destino,
es un testigo
extranjero
por el que nadie
pregunta
pero ahí están
sobre la mesa.
de vez en cuando
en la noche oscura
uno de ellos
decide quebrar
con tanta duda
y se mueve
-se desliza-
hacia la mano
no, no es la mano
es un hueso
no, no es un hueso
es un
mazo
de naipes.
Soledad Gopar, 2020.
En respuesta a la consigna de #ventanaalaescritura.
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@ellahaciaeleste
Yip |
1 comentario:
Hermoso
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