Cajitas chinas o su oscuridad
Lo que yo quería era su oscuridad,
como si esa llave de artificio
me llevara a buen puerto
(en el ropero una muñeca rota
y sobre la mesa las tacitas con flores,
no se ve bien pero saldremos al sol a mediodía)
Su oscuridad como promesa y por amor saber,
pero esa oscuridad era sólo miseria,
ausencia de fondo verdadero
en una vida sofocada por el miedo.
Escuché a mi piel crujir
y a mis pies desnudos sobre la madera.
"Para qué quiero héroes", me dije, una y otra vez
mientras me iba, con la cabeza puesta en
el cráter de un volcán:
un fuego ya extinguido y para siempre culpable
de lo que no puede amparar.
Paulina Vinderman, Bulgaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario