Pinto tal como escribo. Para hallar, para volver a hallarme, para hallar mi propio bien al que poseía sin saberlo. Para obtener la sorpresa y al mismo tiempo el placer de reconocerlo. Para hacer o ver aparecer cierta indefinición, cierta aura, allí donde otros quieren o ven lo lleno.
Para dar cuenta de la impresión de "presencia" en todas partes, para mostrar (y en primer lugar a mí mismo) las marañas, los movimientos desordenados, la animación extrema de los "no sé qué" que se agitan en mis lejanías y buscan instalarse en la orilla.
Para dar cuenta no de los seres, incluso ficticios, ni de sus formas incluso insólitas, sino de sus líneas de fuerza, sus impulsos.
Henri Michaux, Acerca de mi pintura (1959).
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