#BRUJAS
Estoy parada en la Estación Bruxelle Midi como muro cerrado con temporal adentro. Arduo trayecto de este yo que parte de mí para llevarme en un tren al destino del encuentro; porque Brujas es la ciudad de los cuentos de hadas, y hay quien asegura que miramos el mundo una sola vez, en la infancia, y que el resto es sólo memoria. Espero. Un señor se acerca y me dice, en perfecto inglés, que mis ojos son muy hermosos; yo le sonrío y, con un ademán, le agradezco que sus ojos vean en mis ojos lo que yo, entre las sombras, no veo. Las palabras auspician el derrumbe. La olvidada, la niña que fui (o que soy), es arrastrada por el viento y estalla en mis recuerdos, en mis deseos, en mis desdichas, mientras yo la observo. Es la hora. Asciendo. Y me voy, como quien va hacia el amparo de la recién llegada, que me aguarda, desde había una vez, a la intemperie, bajo un cielo claro, despejado y abierto.
1 comentario:
Hermoso e intrigante
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