Sueño
pegajoso.
La pesadilla
escupe
vértebras
de ilusión.
“Ser libre”, repite.
ESTOY
adentro
una víbora
de brea
repta sobre
estiercol oxidado.
Mis entrañas son moho.
Soy
un robot
indigente
en el circo
de las apariencias.
Agonizo.
La boca
autopista
está empachada
de peajes.
ENAMORADA
me arrodillo
para escupir
tantas
barreras.
Las
palabras
ya
no
bombean.
Mi lengua barbijo
se afila
los bordes.
El pánico
al eco cruel
a una bomba
que nunca explota.
Las cuerdas
modulan
con sangre.
Sacan
estrías
al parir esta
confesión ronca.
DE UNA MUJER.
La
verdad
hecha
potencia.
Caen las vendas.
Al fin puedo
sostener miradas.
Prendo fuego
mi capa de
bruja loca.
Abrazo
mis labios brújula.
El cuerpo respira
aliviado.
Ya no duele.
SÍ.
Micaela Urdinez, 2020.
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