jueves, 24 de junio de 2021

Marta en Ventana a la escritura

 


La madre de Juan es un ama de casa.

Nos recibe cariñosa, nos invita a quedarnos e instalarnos en su cuarto de niño.

Los días pasan tranquilos, ella nos atiende, cocina, limpia para nosotros.

Me observa curiosa, el color de mi piel y mi acento le llaman la atención, no dice nada al respecto, es muy prudente.

También calla cuando Juan hace pasar a nuestro cuarto a los clientes, amigos como ella los llama. 

No se asombra por los ruidos, prefiere irse de compras cuando el invitado es muy fogoso.

Otros entran y salen rápido, solo buscan eso que les permite escapar, que Juan consigue de sus contactos.

Cuando estamos solas y yo salgo del cuarto agotada, ella me mira con lástima. Veo en sus ojos a otra víctima. Me cuenta de su niño hermoso, inteligente, cuánto lo cuidó.

Del padre no hablamos, hacemos como si nunca hubiera existido. Sé por Juan que un día cayó por la escalera desde el primer piso. Un accidente desafortunado que se lo llevó junto con su recuerdo.


Marta Lojo, 2021.





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